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El tonto llegó tarde, muy tarde, tanto que apareció cuando la clase ya había terminado. Caminó hacia mí con pasos inseguros, como un cachorro temeroso, y sujetó mi chaqueta de gucci.

¡Qué jodida obsesión con tocar mi ropa!

—T-Taehyung.

Sí, ya entendí que sabe perfectamente mi nombre.

Todos mis amigos se voltearon a verme. Mierda.

Las chicas comienzan a murmurar. Tiffany se acercó al chico y le observó de arriba a abajo.

—Piérdete. —Soltó sin más.

El tonto la observó de reojo y jaló de mi manga, intentando llamar mi atención.

—¿Que no me escuchaste, perdedor?

El tonto la miró de nuevo de reojo y sin más la ignoró. Continuó jalando de mi manga, pidiendo atención y yo ya estaba jodido con la escena.

—¡¿Qué?! —No sabía que mi tono era tan alto, pues él pegó un pequeño brinco a causa de la impresión.

—Y-yo...

Todos mis amigos tenían la atención sobre nosotros. En especial Namjoon, quien me seguía reprochando con esa mirada molesta.

—Mira, Jungsook o como te llames, jamás vas a llegar a gustarme. ¡Piérdete!

Tiffany comenzó a reírse y empujó al tonto con fuerza. Él perdió el equilibrio pero se sostuvo de la mesa, evitando su caída. Dio media vuelta y caminó hacia la puerta, pero antes de hacerlo, se quedó inmóvil unos segundos y luego regresó hacia nosotros.

Tenía una expresión extrañamente molesta, que más lucía como un puchero absurdo. Posicionó sus manos sobre los hombros de Tiffany y la
empujó, de la misma manera que ella lo hizo.

Todos estaban boquiabiertos. El silencio era más ruidoso que nada en ese momento.

—Taehyung. Tengo... tengo tu agenda...

Sus mejillas estaban ardiendo de nuevo. Sus manos estiraron una pequeña agenda que llevaba mi nombre por delante. Sus manos temblaban pero se mantenían firmes mostrándome esa cosa.

Oh. ¡Iba a ser mi asistente! ¿Cómo pude olvidarlo?

Solté el aire que no sabía que estaba reteniendo. Me sentí vencido, no sabía la razón.

—Está bien.

Él asintió y guardó a penas el objeto en su ridícula mochila de colgantes.
El tonto levantó la cabeza y vi por primera vez su rostro con total libertad.

Para ser todo un desadaptado, tenía una piel casi perfecta.

Sus ojos huyeron cuando se encontraron con los míos.

Vaya perdedor.

—T-Taehyung yo...

Moví la cabeza, dando a entender a los demás que podíamos salir y comenzamos nuestra caminata hacia la salida.

El tonto se quedó ahí, mirando nuestros zapatos.

—Comenzaremos mañana. —Agregué y tuve la intención de despeinar sus cabellos, pero tenían demasiado gel.

Y eso, iugh, qué asco.

Jungkook el chico tonto -VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora