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Llegué exhausto al departamento, mi padre me había pedido los informes de la dirección de la empresa mientras no estaba. Así que tuve que rendirle informes y el inventario de las prendas vendidas en las sucursales, nunca mi padre me había escuchado tan seriamente, mientras verificaba todo. Por primera vez me sentí como todo un hombre de negocios.

En el camino de vuelta, me cruce una luz roja, porque pensaba en todo lo que me había dicho Tiffany, me sentí tan extraño luego de admitir que yo también había pensado como ella hace tiempo. Jungkook no es una larva y no tiene nada de malo que sea pobre, a quién mierda le importa si es huérfano o no, de hecho yo también soy huérfano de madre y nadie me ve como la larva de la sociedad. Sentí rabia por la gente estúpida que piensa tonterías sobre los demás, solo por tener dinero.

Namjoon se sentiría muy orgulloso de mí por eso, pero no por lo que justo ahora acababa de decidir.

Jungkook terminaba de lavar los platos de la cena, no recuerdo exactamente qué fue lo que comimos por estar perdido viéndole. Es que ni yo me entiendo, Jungkook no me gusta ni siquiera hay atracción sexual, quiero creer, pero estoy aquí a punto de hacer lo que pensé que nunca haría.

Él no ha dicho mucho, está bastante avergonzado desde su confesión, cómo no, si yo prácticamente le eché de la habitación.

—Jungkook.

—¿Sí?

—¿Sabes que tu primera vez puede marcar tu vida? Es decir, si es terrible puede afectar una parte emocional y sexual de tu vida.

Lo leí en un artículo de internet.

Obvio conmigo siempre la pasan fenomenal, no me refería a mí exactamente.

—L-lo sé...

No, Jungkook no sabe a lo que se está metiendo, o lo que se quiere meter, en su caso.

—¿Estás seguro de que quieres perderla conmigo?

Jungkook se quedó quieto, sus manos ya no se movían limpiando los trastos.

—S-sí. —Vaya, qué seguridad, ajá.

—Bien, abrígate vamos a salir.

Me acerqué a él y le arrebaté los guantes de plástico. Él me miro con confusión, pero no le di tiempo a cuestionar pues tomé su brazo y le jalé hacia la entrada, tomé su abrigo y se lo puse sobre los hombros.

Dejé la alarma activada y abrí la puerta, esperando que él saliera.

—¿A dónde v-vamos?

Jungkook salió con pasos inseguros, pero aun así me siguió hasta el ascensor.

—A comprar condones.

Jungkook el chico tonto -VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora