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—¡En serio muchas gracias!

Le había comprado a Jungkook un conjunto de su estilo, pero un poco más cool, consistente en unos jeans ajustados y un suéter de la colección de otoño combinado con una camisa a cuadros, que cuando se lo probó quedó maravillado. Su sonrisa era enorme y no dejaba de mirarse al espejo, acariciando la tela y deslizando sus dedos por el cuello.

—De nada.

—No sé si podré pagártelo.

—No tienes que hacerlo, es un regalo.

—Pero yo no...

—Anda, disfrútalo.

Ya eran las siete, Goobin llegaría en cualquier momento, así que era tiempo de decírselo.

—No podré preparar la cena con esto puesto, podría marcharlo...

—Hoy no preparás la cena, hoy tendrás una cita.

—¿Q-qué?

Jungkook se quedó en silencio, procesando todo lo que había dicho y sonó el timbre, ya no había tiempo para explicaciones. Tomé su mano y jalé de ella para llevarlo hacia la puerta.

—Organicé una cita para ti y un amigo, se llama Goobin. Quiero que se conozcan, estoy seguro de que van a enamorarse.

Jungkook jaló de mi mano bruscamente, intentando liberarse.

El timbre volvió a sonar.

—¿Q-qué dices?

—Que debes ir a enamorarte, eso digo.

Abrí la puerta, Goobin me saludó con una sonrisa.

Yo tomé a Jungkook por los hombros y lo encaminé hacia la salida.

—¡Pasen una linda noche!

Cerré la puerta y me dirigí hacia la habitación, sin involucrarme más de lo que debía. En una hora tenía una cita con Jimin, así que tomaría un baño y luego me arreglaría para salir.

Los minutos se fueron volando y el timbré volvió a sonar. Temí lo peor, tal vez Jungkook había regresado de su cita o era Goobin reclamándome, pero era Jimin con una gran sonrisa en el rostro.

—¿Nos vamos?

—Claro.

Salimos en mi deportivo. Jimin cantaba a todo volumen las canciones de Infinite y yo solo pensaba en cómo estaría aquella cita. Jungkook no quería ir, realmente había sido muy brusco, pero supuse que sería la única manera de lograr que él fuera.

Ellos tenían muchas cosas en común, eran perdedores y se llevarían muy bien. Lo digo con cariño.

—¿Taehyung?

—¿Sí?

—¿En qué piensas? Estás muy callado.

—En tonterías.

Llegamos al parque, en tanto me estacionaba, Jimin compró boletos para el lago del terror. ¿Cómo le pediría a Jimin que fuera mi novio? Tenía que ser algo especial, pero nada ostentoso, ya sé que a él no le gustan esas cosas.

Dos horas más tarde, luché contra los dardos y ninguno se dignaba a tener buena puntería, las personas se reían al pasar y yo comenzaba a frustrarme. Al final me rendí, Jimin seguía animándome a pesar de todo.

—Jimin.

—¿Qué?

¿Quieres ser mi novio?

—Debo llevarte a casa o tu padre va a matarme.

—No lo creo, él te adora.

—Lo sé, pero si te sucede algo en verdad me mataría, si no me mato yo primero, claro.

Ambos sonreíamos como un par de tontos y la distancia se fue cortando con lentitud, hasta que nuestras bocas se encontraron e iniciaron un beso lento. El momento era el adecuado.

Así terminó nuestra cita, con otro beso antes de que Jimin ingresara a su casa.

El camino de vuelta fue muy silencioso, incluso en casa. Jungkook es algo ruidoso, no es que él sea muy hablador, en realidad las cosas que él hace, hacen que la casa tenga... vida. La lavadora funciona, mientras suena su canción favorita, se puede oír claramente como suenan los instrumentos de cocina, junto al aceite de oliva que le obligué a usar desde que comenzó a cocinar, luego está la televisión que siempre está prendida aunque yo no la vea.

La casa se siente acogedora, no como ahora, donde es el silencio quien reina.

Daban justo las once y quince. Era algo tarde, para ser su primera cita.

Después daban las once y media, cuando la puerta fue golpeada de manera brusca y repetida, yo salté del sofá y fui a abrir con velocidad.
Divisé a Jungkook con los ojos llenos de lágrimas, quien me empujó sin fuerza, aunque parecía que estaba usando toda su fuerza. Ingresó corriendo y se encerró en el baño.

Goobin no estaba junto a él y apenas cerré la puerta me dirigí hacia el baño, escuchando con claridad sus sollozos.

—Jungkook, ¿estás bien? ¿Te hizo algo?

Pensé muchas cosas, pudo haberle hecho muchas cosas ese hijo de puta. No sabía cómo reaccionar, la culpa, el miedo y la rabia me invadían.

Jungkook el chico tonto -VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora