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El día se veía precioso, mi chófer llegó más puntual de lo normal y por lo tanto me llevó temprano a clases. Mis amigos ya estaban esperándome con una gran sonrisa en los labios, al igual que las chicas, quienes siempre me esperaban pacientes, rodeando mi lugar.

Comentábamos acerca de los mejores cruceros que habíamos tenido y sin duda yo iba ganando.

De pronto todo el salón se quedó en silencio. Aquel tonto ingresó al aula, no tenía idea de que compartíamos clases.

Llevaba un suéter más grande de lo normal y un blue jean clásico, su cabello bien peinado y ajustado con gel, que me ponía de nervios.
¿Cómo podía existir una persona con ese aspecto? ¿Cómo?

Él me miró de reojo y tomó asiento en un rincón. Tomó un libro y no levantó la cabeza para nada más.

Y Tiffany comenzó a hablar.

—Su nombre es Jeon Jungkook, el año pasado era el mejor estudiante de la universidad, ahora no es más que un estúpido perdedor. Escuché que ayer se te declaró.

—Ajá.

—Me hubiese encantado estar ahí para reírme.

Ella hablaba demasiado fuerte y el chico levantó la cabeza por fin, con la vista en nuestra dirección.

Cambiamos el tema de conversación. El maestro Cho no vino a clases, perdimos una hora y media de nuestro preciado tiempo esperando que apareciera. Varios ya se habían ido y nosotros decidimos hacerlo también.

—¡E-espera!

Era la voz chillona de ese tonto.

Estaba dispuesto a ignorarlo e irme, pero él sujetó mi costosa chaqueta de versace, impidiendome la salida.

—...

Era un buen día, pero ese tonto lo estaba cagando.

—Taehyung...

Namjoon me miró con unos ojos reprochadores. ¡Bien! ¡Iba a.escucharlo!

—¿Qué?

El tonto se quedó en silencio, sus dedos temblaban aún sujetando mi chaqueta y una oleada de calor se coló por sus mejillas.

—T-tú...

—Apresúrate, no tengo tu tiempo.

—Me gustas... me gustas...

Tomé un poco de aire. Estaba frustrado ¿por qué seguía diciéndome aquello si era obvio que jamás le haría caso a alguien como él?

—Tú no. Ahora déjame en paz.

Alejé mi chaqueta de sus dedos e intenté avanzar de nuevo, pero su testaruda mano me lo impidió otra vez.

—Podríamos, p-podríamos conocernos.

Sus palabras salían atropelladas, con falta de aire.

—Mira. Todos los días recibo cartas de amor y declaraciones de gente atractiva, pero todas las rechazo sin excepción. ¿Crees que querría salir con alguien como tú, si rechazo a los demás? ¡Estás loco!

Sus dedos me soltaron y sus ojos se encontraron con los míos.

No dijo nada más, hasta que salí del aula con una expresión molesta.

Hoy tenía que ser un buen día, ¡maldita sea!

Jungkook el chico tonto -VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora