Capítulo 13

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Advertencia: este capítulo puede afectar la sensibilidad de algunxs lectores.

Los sirvientes y los miembros de la guardia real se sorprendieron al ver llegar a su princesa acompañada del bastardo del Oeste. Se suponía que ella estaría casándose con el primogénito de Inu no Taisho. Kagome evitó dar explicaciones individuales y convocó a una asamblea general en la sala del trono, allí daría todas las respuestas necesarias. Los más importantes aristócratas y guerreros del Reino fueron solicitados a acudir, no había excepciones. Kagome comenzó a explicar la desastrosa situación y la guerra que los asechaba del otro lado de las fronteras. También se mostró decepcionada ante la incapacidad del reino de anticipar tales amenazas.

—    Debemos detener a Naraku. — sentenció la princesa.

—    ¿Detenerlo? —Interrogó escéptico uno de los nobles. —Si el Norte y el Sur se han aliado y han logrado derrotar al Oeste ¿Qué posibilidades tenemos nosotros? Somos un reino agrícola princesa, no contamos con un ejército de semejantes proporciones. Sería un suicidio.

—    Coincido con el Conde. —Comentó otro hombre. —¿No sería mejor una alianza con el nuevo Rey?

—    ¡¿Una alianza?! —Gritó molesta Kagome. —¡Ese hombre acaba de asesinar a nuestros aliados e intentó hacer lo mismo con mis padres! No hay garantías de que no lo intentará de nuevo. Nuestro Rey me dio la potestad de tomar las decisiones en su lugar a partir de ahora. No quiero que haya tensiones entre nosotros, pero les pido que consideren detenidamente nuestra situación. Naraku no es un hombre de palabra, no podemos confiar en él. Asesinó a los reyes del Oeste frente a mis ojos. — Un silencio sepulcral envolvió a los presentes, mientras las miradas se dirigieron con poca sutileza hacia Inuyasha.

—    ¿Y el legítimo heredero? ¿Dónde está? —La pregunta surgió desde la multitud, fue imposible identificar al vocero.

—    No lo sabemos. Sesshomaru se ofreció a pelear valientemente contra Naraku dándole la oportunidad a Inuyasha de sacarme a salvo de la ciudad. 

—    ¡Debió haber sido al revés! El bastardo debió quedarse.

Kagome ignoró la malintencionada frase y continuó. —Le debo mi vida al príncipe del Oeste, y como tal, lo menos que podemos hacer es luchar contra el asesino de su familia.

—    ¡La princesa tiene razón!

—    ¡Sí! —Vociferaron varios al unísono. Kagome acababa de conseguir el consenso necesario para emprender su empresa militar. Una sonrisa orgullosa se dibujó en sus labios.

—    Envíen mensajeros a cada rincón conocido. Necesitamos más ayuda si queremos organizar una verdadera ofensiva.

—    ¡Sí, señora!

—     Convocaré a un consejo de guerra lo antes posible, mientras tanto...no pierdan la fe.

(...)

—    Mentiste. —La cuestionó Inuyasha en la privacidad de la habitación, lejos de los oídos de todos. Ella no emitió palabra y se concentró en su copa de vino. Inuyasha continuó. —Sesshomaru no se sacrificó por salvarte, lo hizo para satisfacer su propio orgullo.

—    Y para vengar la muerte de sus padres...

—    Si realmente hubiera querido vengarse como corresponde debería estar aquí con nosotros.

—    Actuó precipitadamente es cierto, pero yo en su lugar hubiera hecho lo mismo. —Se acercó a Inuyasha clavando su mirada en la de él. —Mentí para ganarme el apoyo de los nobles y guerreros. ¿De qué otra forma crees que estarían dispuestos a pelear por tu Reino?

Amor en Tiempos de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora