Capítulo 17

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Kagome salió corriendo descalza hacia la cabaña de Hoyo. El rocío de la mañana mojó su piel haciendo que sintiera el frío en su rostro. Al llegar golpeó con desesperación la puerta.

—    ¿¡Qué ocurre!? —dijo el aturdido mientras ataba su bata a la altura de la cintura.

—    ¡La carta! ¿Qué decía la carta que quemaste anoche?  —Interrogó con el cabello desalineado, la respiración agitada y los ojos llorosos. —¿Está vivo? —se atrevió a preguntar en un hilo de voz.

Hoyo suspiró. —Entra. —Kagome se hizo paso en la austera cabaña. Hoyo puso agua a calentar para preparar un poco de té.

—    Respóndeme, por favor. —insistió.

—    No lo sé. Solo son rumores Kagome. Por eso no quería decírtelo. Además...

—    ¿Qué?

—    Las noticias no son alentadoras. Mis espías dicen que Naraku piensa matar a Sesshomaru durante la coronación. Le cortará la cabeza en público, en un morboso acto de demostración de poder.

—    ¡Debemos ayudarlo! —se puso de pie abrazándose a sí misma. —Ya lo abandoné una vez. No volveré a hacerlo.

—    La capital es la zona más vigilada de todo el Imperio.

—    No podemos dejar que lo mate así. —las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. — Es el padre de mi hijo Hoyo.

—    No sabemos si los rumores son 100% ciertos, pero de todas formas intentaré formar un grupo de gente dispuesta a ayudar.

—    La coronación es en unas semanas. No queda mucho tiempo.

—    Lo sé, pero es todo lo que podemos hacer desde esta parte del mundo.

(...)

Llevaba un buen tiempo pretendiendo amar a esa mujer. Hacía todo lo que ella le ordenaba y la complacía de maneras impensadas. Tocaba su piel a pesar de que sentía repugnancia.

Si quería escapar necesitaba demostrarle que estaba a sus pies, aunque no fuera fácil. Rin jamás aflojaba las cadenas y solo ella sabía dónde estaba la bendita llave.

—    La guerra terminó. —Le informó al platinado mientras limpiaba su magullado y delgado cuerpo con una esponja húmeda. —Tu adorada princesa y el bastardo fueron decapitados en el Este hace algunos meses. —deslizó la esponja por el rostro inexpresivo de Sesshomaru. —Ahora solo nos tenemos el uno al otro, mi amor. —Se acostó a su lado cerrando los ojos. — En un mes Naraku será coronado emperador... y yo seré su emperatriz. La corte espera que le dé un hijo y lo tendrá, aunque no sea de su Rey.  —Lo besó en los labios. —Estoy embarazada mi cielo, seremos padres.

La noticia rompió el espíritu del platinado, que no imaginaba otro futuro que no sea encadenado a una celda. Rin estaba loca, pero había resultado ser más inteligente de lo que creía.  Comenzó a reír sin sentido, entre risas las lágrimas se escapaban de sus ojos cansados. Deseaba morir de una vez por todas.

(...)

POV. Kagome

Quedaba tan solo unos días para la coronación. Hoyo había logrado reunir un equipo, pero no estaba seguro de que pudieran ser de mucha ayuda. Necesitaba saber la verdad, necesitaba saber si él estaba vivo. La noche de luna nueva empaqué mis cosas, tomé parte del tesoro que teníamos escondido y me escabullí entre las sombras. Mis guardias estaban exhaustos debido a la cosecha, y quedaron dormidos al instante. Antes de irme me aseguré de dejar una carta por debajo de la puerta de Hoyo.

Amor en Tiempos de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora