Capítulo 23

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—    ¿Inuyasha?

La expresión de Sesshomaru no tenía punto de comparación. Era imposible saber que pasaba por su mente en ese momento. Hoyo por su parte, recibió la carta y la leyó al instante.

Estimado Hoyo,

                                    Lamento que nuestro intercambio de palabras se limite a unas simples líneas, pero la situación apremia y nadie mejor que tú para comprender la encrucijada en la que me encuentro. Naraku está muerto y la guerra terminó, no obstante, los problemas en el Imperio continúan. Accedí al trono con ayuda de viejos y nuevos aliados, pero al fin y al cabo, para los ojos de muchos no soy más que el hijo ilegítimo de mi padre. No tenía idea de que Sesshomaru estuviera con vida, Kagome me lo hizo saber en cuanto nos vimos. Me llena de felicidad que mi hermano esté a salvo, pero eso no cambia el hecho de que ahora yo soy el Rey. No puedo devolverle el trono aunque quisiera, mis aliados jamás lo aceptarían. Asimismo, la facción de Irasue continúa siendo poderosa en el Oeste y estoy convencido de que el regreso de Sesshomaru reavivará las llamas de las voces disidentes. Me preocupa que una guerra civil estalle en la Capital.

            Mi plan inicial era recuperar a mi sobrina para convertirla en mi heredera luego de contraer matrimonio con Kagome. De esa forma afianzaría mi posición y la de ellas en el Imperio. Sin embargo, la inesperada resurrección de mi hermano modifica mis planes. Ambos tenemos algo en común... amamos a la misma mujer. La verdadera pregunta es, si está dispuesto a dejarla ir.

            Lo mejor será que permanezcan donde están hasta que lleguemos a un acuerdo. No puedo evitar que abandonen el pueblo, pero tomaré medidas si pisan el puerto de la Capital sin mi autorización. Estaré esperando tu respuesta, para ello habla con Miroku, es mi hombre de mayor confianza.

Pd: hazle saber a Sesshomaru que esto no es personal, sino meramente un asunto político. "Es nuestro deber..."                                                                               

                                                                                                     Atte: Inuyasha Taisho

Todos los presentes se mantuvieron expectantes sobre la reacción de Hoyo. Este finalmente suspiró pesadamente luego de terminar de leer. Era mucho más fácil que Sesshomaru entendiera todo si lo leía directamente, asique no hizo mas que entregarle la carta. Mientras tanto, el castaño se acercó al azabache.

—    Entiendo que tu debes ser Miroku.

—    En efecto. Si están dispuestos a negociar, háganmelo saber. Enviaré un ave al Imperio con su respuesta. Hasta entonces...eso es todo. —Miroku hizo una seña con su mano y toda la guardia imperial regresó al barco.

Sesshomaru leyó por enésima vez la carta, sin dar crédito de lo que decía. De una forma u otra, realmente estaba a punto de perder a su familia. Solo que esta vez no era a manos de su enemigo, sino de su propio hermano. Arrugó el papel hasta convertirlo en una pequeña bola en la palma de su mano y se convenció de que no se rendiría. Ya no le importaba que el Oeste se convirtiera en un infierno, su único deber era con su familia.

(...)

—    ¿Te has vuelto loco? —Gritó Kagome dándole la espalda a Inuyasha —¡Me usaste! —Masajeaba nerviosamente sus manos mientras caminaba de un lugar a otro.

—    Kagome. —La envolvió con sus brazos por la espalda para tranquilizarla.

—    ¡Suéltame!

—    No.

—    ¡Que me sueltes!

—    ¡Lo siento! —Al oírlo quedó inmóvil. Inuyasha dejó caer su cabeza en el hombro de ella. —Lo siento. Debí decírtelo antes.

—    ¿Cómo pudiste? —Rompió en llanto. —Yo lo amo ¿Cómo podría casarme contigo? Lo que me pides es demasiado cruel.

—    Déjame explicártelo. —La instó a darse la vuelta, quedando frente a frente. —Te necesito. —La sujetó de ambos brazos. —¿No merezco un poco de retribución después de todo lo que he hecho por ti?

Un puñal de culpa atravesó el corazón de Kagome. Inuyasha había complacido sus maliciosos deseos, la había sacado a salvo del Oeste, había estado dispuesto a morir a su lado en el Este e incluso había recuperado su hogar, pero ella... ella no podía dejar de ser egoísta. —No puedo hacerlo. —Se mordió el labio inferior con fuerza mientras esquivaba la mirada de Inuyasha.

—    Dejaré que Sesshomaru regrese. —La soltó. El corazón de Kagome comenzó a palpitar con rapidez. —Pero tú serás mi Reina Kagome. No me importa que ames a mi hermano, soy yo quien te necesita a su lado.

—    Te dije que...—Inuyasha la interrumpió.

—    Me refiero a un matrimonio por contrato. Tú me ayudas a estabilizar el Imperio y yo a cambio dejo que Sesshomaru y mi sobrina vivan cómodamente por el resto de sus vidas. Solo piénsalo, es un trato justo.

—    No tomaré ninguna decisión sin consultarlo con él antes. —Se abrazó a sí misma mientras su mirada se perdía en algún punto fijo del jardín.

—    Lo entiendo. —Respondió con resignación.

(...)

—    ¡Perdió la cabeza! —Gritó Sesshomaru mientras asestaba un duro golpe a la mesa de roble.

—   Inuyasha hace lo que considera mejor para el Imperio. Tú más que nadie debería saberlo. Los hombres leales a tu madre podrían desestabilizar la Capital y deponerlo. No se merece que le paguen de forma tan ingrata luego de lo que hizo por los Reinos. Él salvo el Este. —Susurró eso último para sí mismo. 

—   Nada de eso me importa ahora. Además, Kagome jamás aceptaría casarse con él.

—   Eso es lo que más lamento. —Sesshomaru volteó a verlo con sorpresa. Hoyo prosiguió. —Inuyasha le ofrece un Imperio, ¿qué puedes ofrecerle tú además de efímeras ilusiones? —Sesshomaru lo sujetó de la ropa, listo para asestarle un golpe.

—   ¡Ahora muestras tu verdadero rostro Hoyo!

—   No te confundas Sesshomaru. Fuiste tú quien dejó embarazada a Kagome antes de contraer matrimonio. Si no te hubieras aprovechado de ella, no habría razones ahora para rechazar la propuesta de Inuyasha. Kagome nació para convertirse en Reina, tres años de tonto romance no pueden cambiar el trabajo de una vida. Si realmente la amas...deja que gobierne junto al nuevo Emperador. 

—  No puedo creer lo que estás diciendo. Estuviste a punto de oficiar nuestra boda.

—  El panorama ha cambiado radicalmente. Antes no tenía motivos para oponerme a tu relación con Kagome, pero ahora hay un mejor prospecto para ella. ¿De verdad prefieres que viva como una campesina toda su vida? Lo mejor para ella y Suna es regresar a la Corte. —Empujó a Sesshomaru quitándoselo de encima. —Créeme, te respeto, pero mi deber es con mi Reina, no contigo. Si el matrimonio con Inuyasha garantiza su bienestar, es un sacrificio que deberías estar dispuesto a hacer.

Sesshomaru se petrificó ante las duras palabras de Hoyo. Jamás imaginó que podría llegar a pensar de esa manera.

(...)

Miroku se sorprendió al recibir una nueva carta de parte de Inuyasha, en ella le ordenaba pasar por alto las negociaciones y regresar inmediatamente al Oeste con todos a bordo. No entendía a que se debía el repentino cambio de actitud, pero se limitó a obedecer. Le hizo saber a Hoyo y Sesshomaru las nuevas indicaciones, y ninguno opuso resistencia. Era momento de resolver los problemas frente a frente. 

Continuará...

Amor en Tiempos de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora