Ya había transcurrido una semana desde que la familia del Este desembarcó en tierras extranjeras. Los reyes anfitriones no habían escatimado en lujos, habían auspiciado una verdadera bienvenida digna de recordar por décadas.POV Kagome.
El lugar era simplemente maravilloso, los acantilados y el mar bravo te dejaban sin aliento. Amaba la tempestad de estas tierras, eran todo lo opuesto a mi hogar. Sentía que había descubierto un mundo nuevo.
En cuanto a Sesshomaru, a pesar de tener un millón de cualidades, de las que todo el mundo me ponía al tanto cada vez que podía, el príncipe me daba la impresión de ser una persona realmente lúgubre. Era incapaz de mantener una conversación de más de diez palabras, no le gustaba bailar, ni cabalgar, ni nadar, ni nada...era realmente frustrante. No quería defraudar a mi padre, pero este hombre me hacía las cosas mucho más complicadas. Llegué a la conclusión de que tal vez yo no era la del problema, sino él. Los rumores de la amante del príncipe también habían llegado a mis oídos. No di fe de ellos hasta que lo confirmé con mis propios ojos.
Estaba dando un paseo por los jardines cuando terminé cerca de un campo de amapolas, fue en ese momento que los vi. Él sonreía tan amablemente y acariciaba su cabello con tanta delicadeza, era la primera vez que mostraba una expresión dulce y amable, jamás había sido así conmigo, ni un poco. Tomé las riendas de mi caballo y di media vuelta alejándome del lugar a todo galope. Fue cuando tropecé con el hijo bastardo del rey, Inuyasha.
Era un chico bastante amable y chistoso, siempre que tenía oportunidad intentaba hacerme reír. A pesar de que no siguiera los protocolos al pie de la letra era lindo compartir tiempo con él. Detuve la carrera de mi corcel y lentamente fue acercándose a mi lado, lo suficiente para entablar una conversación.
— ¿A dónde iba tan deprisa princesa? ¿A caso huía de algo? ¿o de alguien? —Hizo énfasis en esa última palabra. Era obvio que me había visto.
— ¿Acaso me estaba siguiendo joven Inuyasha? —Interrogué arqueando una ceja. —Parece estar muy pendiente de lo que hago.
—Aunque no me molestaría admirar su belleza todo el día... debo decirle que se equivoca. Le cubría la espalda a mi hermano.
—¿Y qué tal le está yendo en eso? No logró evitar que yo los descubriera juntos. Quizás deba dedicar su esfuerzo a otra cosa... algo que sí sepa desempeñar con habilidad.
— A lo mejor estaba en mis planes que usted los viera. —El tono juguetón de la conversación dio fin con aquella polémica declaración. Detuve el paso de mi caballo al instante. Él hizo lo mismo y luego descendió tomando las riendas de ambos animales. —¿Podemos hablar?
Nos sentamos junto al río, él sumergió sus pies en el agua. Me confesó de la llegada de la Princesa del Norte al palacio y de la relación que mantenía con Sesshomaru desde hacía un tiempo. También me comentó que su hermano me trataba con indiferencia adrede, pero que no era ese tipo de persona. Rin y él habían terminado el mismo día que llegué al Oeste, pero les era muy difícil permanecer alejados el uno del otro, y por eso solían encontrarse a escondidas de vez en cuando, lejos de las miradas curiosas.
Entendía lo que Inuyasha intentaba decirme, pero de todas formas la actitud del rey heredero dejaba bastante que desear. No era el único con deberes y obligaciones por cumplir, no iba a permitir que mi futuro esposo mantuviera ese tipo de actitudes con otra mujer. Esa misma noche hablaría con mi padre, no tenía ningún deseo de desposar a un hombre que ya amaba a otra. No iba a ser el hazmerreír del Reino del Oeste. Me puse de pie dispuesta a montar mi caballo y regresar al castillo. El sol comenzaba a esconderse por el horizonte.
—Agradezco su sinceridad, joven Inuyasha. Ha sido una de las personas mas amables conmigo desde que llegué. Lo tendré en cuenta cuando hable con mi padre. Si en el futuro desea visitar el Este estaré encantada de mostrarle mis tierras.
—Lo dice como si fuera a marcharse.
—Es lo mas seguro.
—Lo siento creo que no estoy entendiendo.
—Es muy sencillo verá, el objetivo de nuestro viaje era que me comprometiera con su hermano. En vista de lo que me ha dicho...no tiene sentido seguir aquí más tiempo. —Se acercó a mi evitando que subiera al caballo.
—Creo que me ha malinterpretado princesa. No le dije todo esto para incitarla a que se fuera, por el contrario, fui sincero con usted porque pensé que de esa forma podría ser más comprensiva con Sesshomaru. Él y Rin han estado enamorados durante mucho tiempo, no es fácil romper un vínculo así de un día para el otro.
—Mi partida le facilitará las cosas a su hermano. De esta forma podrá continuar con su bonita relación. —Dije con ironía. Cómo se atrevía a decirme lo que tenía que hacer. Él, un simple bastardo de palacio.
—Mi hermano es muy consciente de sus responsabilidades como rey, solo necesita tiempo para hacerse a la idea.
—Soy la única heredera del Reino del Este y jamás permitiría que los caprichos de un hombre me humillen, joven. —Monté mi yegua de un salto dispuesta a irme.
Cabalgué hasta perderlo de vista. Me sentía sumamente indignada. La falta de decoro del heredero y del bastardo del rey era intolerable.
Busqué a mi padre y lo puse al tanto de toda la situación. Él inmediatamente tomó cartas en el asunto y confrontó al rey del Oeste. No dejaría jamás que mi honor fuera pisoteado por un príncipe inmaduro, una alianza favorecería a los dos reinos pero un conflicto traería inestabilidad a los acuerdos de paz. Sesshomaru fue convocado al palacio para dar explicaciones frente a su padre y el mío. En lugar de comportarse como era esperado decidió confrontar a Inu no Taisho y hacer pública su intención de desposar a la princesa del Norte. Otra falta de respeto hacia mi familia y mi Reino. El rey del Oeste se puso de pie y lo abofeteó con firmeza, luego anunció que su hijo bastardo Inuyasha sería quien se casaría con la princesa Rin. Los tres implicados palidecieron ante la decisión del Rey. Pese a eso, mi deseo de marcharme seguía firme.
Continuará...
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Amor en Tiempos de Guerra
FanfictionAl cumplir 16 años Kagome fue prometida en matrimonio al hijo mayor del Reino del Oeste, Sesshomaru. Sin embargo, su indiferencia la empuja a los brazos de su hermano bastardo, quien goza de un talento singular en las artes del placer. Ahora la jove...