Prólogo
Había nacido con una anomalía, o más bien, con una maldición el cual desconocía. «Al menos eso creía».
Antes de que mis padres murieran, había tenido una discusión con ellos por prohibirme salir de fiestas con mis amigas, y recuerdo a ver dicho que los odiaba y que ojalá se murieran. Pasadas las horas, mamá y papá habían muerto de la nada, ambos en el mismo momento.
Me dejaron sola con apenas 15 años, sin entender nada y sin saber quién me sustentaría a partir de allí. Y sobre todo con una culpa enorme.
Mi tía Penélope, hermana de mi padre, para entonces se ocupó de mí.
Al paso del tiempo, mi tía se había enfermado, no podía caminar y debía cuidar de ella, por ende, no podía casi salir ni a fiestas ni a ningún lado, apenas podía ir a la preparatoria. Estaba muy enojada por ello y deseé que mi tía desapareciera y dejara de ser un estorbo para mí...
Así que, un día aproximadamente cuando cumpliría mis 17 años, ocurrió.
Una tarde regresando de la preparatoria, pasó lo extraño; mi tía había desaparecido. Tal y como lo deseé.
Quedé frustrada, no me lo podía creer.
¿A dónde iría una persona enferma, incapaz de usar sus pies y caminar?
La estuvieron buscando por meses, más no apareció. Quisieron incrustar como si hubiera sido un secuestro, pero ningunas de las operaciones que se llevaron acabo, dieron resultado. Fue como si se la hubiera tragado la tierra.
A partir de allí todos me despreciaban porque alegaban que mis padres y mi tía habían muerto por mi culpa, e incluso yo, lo estaba empezando a creer...
Lo que tenía claro es que debía averiguar qué pasaba conmigo, aunque eso implicara poner en juego la vida de varias personas.
Solo no imaginé que mi vida, mi mundo, todo a mi alrededor cambiaría de una manera aterradora.
Apenas empezaba mi maldición.
ESTÁS LEYENDO
SUBORDINATE ©
De Todo¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...