Joven exploradora

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Durante los años de su infancia la princesa era muy estudiosa en el castillo, pero al igual que todo niño ella hacía sus travesuras sin que nadie en el reino se diera cuenta — Princesa Heddaiciar me temo que no podrá ocultarse de su clase de danza debajo de la mesa para siempre — dijo uno de los empleados del castillo observándola

— Ten un poco más de fe en mi, Nick mis padres pasan tanto tiempo fuera del castillo como para preocuparse de mis notas; además mi tutor, el señor Miller me prometió no decirles nada siempre y cuando yo lo deje solo con la señora Cardie en el salón de clases

— ¿A solas?, — la princesa asintió — entonces me niego rotundamente a que vayas después de tu hora de llegada

— ¿Por qué? — preguntó la pequeña niña aún escondida bajo la mesa

— Porque... cuando dos adultos que antes eran pareja se quedan a solas no es bueno interrumpirlos

— ¿Por qué?

— Am... ugh, no tiene sentido explicárselo a tan corta edad princesa, ¿por qué no va a jugar con las flores del patio?, escuche que ahí en las tardes se ve un duende

— Bueno, pero no le digas a nadie a donde voy, se supone que estoy en mis clases hasta las tres de la tarde

— Jm, creo que todos los empleados de la cocina ya lo saben, usted se los ha estado diciendo toda la semana — Heddaiciar se dio la vuelta haciendo una cara de preocupada y corrió hacia el patio trasero.

La pequeña niña se hizo amiga de todos los empleados que la acompañaban mientras que sus padres no estaban presentes, ellos le contaban las historias de su vida y le enseñaban como divertirse de manera sana, pero con todo esto que le ofrecía su vida llego un punto en que la curiosidad la hacía querer ir más lejos del castillo, hasta que un día ella lo logró.

Estaba soleado y la tarde era muy alegre para todos en el pueblo, pues al ganar una batalla el reino había logrado expandir su territorio, y con tan solo 10 años de edad la princesa se escapo del castillo para ir a recorrer algunas calles no tan cercanas.

— ¡Oye!, — Heddaiciar se giro para ver a quien le llamaba mientras que caminaba por una de las colonias, — ¿cuál es tu nombre? — preguntó un pequeño niño de su edad que estaba con sus amigos al verla pasar. A la princesa le daba mucha pena decir su nombre real, ya que le parecía algo ridículo y extenso, porque su tía Yoet, en los últimos 5 años le había brindado esa idea tan absurda, así que decidió ocultarlo — Leanne, — dijo sonriendo — ¿puedo jugar con ustedes?

— Sí, estamos jugando a los exploradores, tu vas a ser la guía

— No... yo no conozco mucho el pueblo

— Leanne, perderse de vez en cuando, es lo que hará mucho más emocionante este juego y la aventura en el — respondió una niña de cabello oscuro y piel blanca a su lado. Al darse cuenta de que mentir no traía malas consecuencias la princesa volvió a negar su nombre muchas veces más con el pasar de los años.

El nombre de una princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora