Vergüenza inevitable

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- ¿Qué ocurre Travis?, ¿acaso no deberías estar con Jacobo? - pregunto el rey cuando vio llegar al guardia en su caballo

- Su majestad, hay una damisela de nombre Leanne, que dice ser enviada por usted para recorrer esta zona

- ¿De verdad dijo eso? - pregunto el Rey Arthur sorprendido

- Tal vez es una enemiga, lo interesante es que intento escapar cuando Jacobo le pidió que se detuviera, hemos tenido que disparar flechas a su caballo y la dama no ha querido incorporarse del lugar en el que cayó

- ¿Se encuentra bien?

- No tenemos idea, trae una caperuza que cubre su rostro y unas zapatillas de andar muy costosas para ser alguien del pueblo

- Entiendo, llévame con ella ahora mismo.

Mientras que el rey iba de camino a ver a la chica, ella seguía en el suelo, pensando en una manera de burlar al guardia y escapar, pero todas sus ideas fueron descartadas después de pensar en las terribles consecuencias a las que tendría que enfrentarse más tarde - Su majestad, - dijo Travis - es ella - el rey bajo de su caballo y le ofreció su mano para ayudarla a levantarse; Heddaiciar rechazo su ayuda y se incorporo por si misma dándole la espalda al rey para que no la descubriera

- Leanne, me temo que no conocemos su nombre en mi reino, ¿así que podría decirnos de dónde viene usted realmente?

- Yo vengo del pueblo, ya se lo dije a sus guardias

- Entonces, le exijo que nos diga su verdadero nombre

- Leanne - uno de los guardias negó con la cabeza

- Su... nombre - volvió a insistir el rey

- Leanne

- Retire la caperuza de su rostro, y míreme a los ojos mientras lo repite - la princesa se dio la vuelta y haciendo caso a las palabras de su padre se quito la caperuza con la vista hacía el suelo muy avergonzada ante la situación.

En ese instante el rey se cubrió el rostro con vergüenza mientras que los guardias miraban a la princesa con decepción - Heddaiciar, - repitió el rey, - déjenme a solas con ella un momento - pidió

- Lo siento - dijo ella muy triste

- ¿En qué estabas pensando?, ¡los sirvientes del castillo me dijeron que fuiste a una clase de historia!, ¡y ahora los guardias han descubierto tus mentiras!, ¿cómo el pueblo va a confiar en ti si haces esto?

- Yo solo quería venir aquí un rato

- ¡Asesinaron a uno de los caballos del reino por tu culpa!, ¡por tu, irresponsabilidad! - la princesa derramaba lágrimas sobre sus mejillas, lamentando mucho lo que había hecho

- Padre...

- Y ahora tú nombre es Leanne, ¿o no?, ¿qué paso con Heddaiciar?, con mi princesa. - el rey estaba muy decepcionado de su hija, esa no era la manera en que el la había criado, mentirosa, irresponsable, irreal... - Ve al carruaje, tú madre ya ha de haber llegado al castillo, ha hecho un largo viaje para el benefició de todos, y solo tienes permiso de hablar con ella, después iras a tú habitación y no quiero que salgas de ahí hasta que yo regrese, ¿entendido? - la princesa asintió.

De camino a casa Heddaiciar iba mirando por la ventana del carruaje lo maravilloso que se veía el bosque y el pueblo, pensando en por qué sus padres le negarían recorrer las tierras que algún día serían suyas de cualquier forma; y al llegar al castillo su madre la recibió con una sonrisa y los brazos abiertos - Mi hermosa Heddaiciar, - dijo abrazándola - ¿qué tal tus clases hoy?

- Muy bien, ¿y qué tal tú viaje?

- Excelente, les traigo buenas noticias a ti y a tú padre, voy a dárselas en la cena - la princesa esbozo una sonrisa antes de despedirse de su madre y subir a su habitación sin comentarle nada de lo que había pasado.

El nombre de una princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora