Desde el balcón

26 3 0
                                    

Al caer la noche siguiente Heddaiciar estaba en una de las habitaciones del castillo cepillando su larga cabellera frente al espejo, cantaba una canción al mismo tiempo, solo hasta que empezó a sentir un ligero nudo en la garganta y la nostalgia la invadió por completo, se encontraba ahora sentada delante de una princesa que nunca creyó llegaría a ser, la joven que antes era rebelde, decidida, creativa y alegre ahora estaba confundida, decepcionada de si misma además de triste, – ¿Qué te sucede? – se preguntó a sí misma mientras lanzaba su cepillo a un lado, las lágrimas comenzaron a asomarse, sin embargo supo contenerse, segundos después un ruido que parecía provenir de los cristales de su ventana captó su atención por completo, la joven se acercó cuidadosamente a la ventana del balcón para ver de que se trataba. Ahí abajo, con una rosa en mano estaba Abadie – Heddaiciar, por todas esas veces que te seguí, te acompañé en tus encierros y cuide de ti durante nuestra infancia espero que me aceptes esta rosa como un regalo de todo aquello que pasamos juntos

– Si Apollon o alguno de los guardias te mirará en este momento, nos causarías enormes problemas – pronunció ella con la voz entre cortada. La joven no iba a admitirlo a los cuatro vientos, sin embargo estaba muy feliz de que aquel amor fuera tan valiente de presentarse frente a ella esa misma noche, sin importarle las consecuencias y con una flor en mano – Problemas es lo que le diste a mi vida, y te necesito en ella porque tanta tranquilidad me aburre, me asfixia tu ausencia y me haces un revoltoso con tu presencia, – Heddaiciar lo miro sonriendo, pues tan ocurrente cumplido le había parecido bastante original – es por eso que estoy aquí, te necesito princesa

– No puedo, estoy comprometida Abadie

– Huyamos juntos, solo necesitamos ser tu, yo, y un mapa. Puedo enseñarte el mundo, te llevaré a recorrer cada sitio que he visitado y por mi aprenderás a leer cada estrella del cielo

– Si nos vamos ahora estaré abandonando el reino por el que tanto luché, mi corona quedaría sin dueño y Apollon es un príncipe muy noble, no se merece que yo le haga esto, dejemos aquella bonita historia en el pasado para poder seguir adelante, realmente disculpame pero no acepto tu propuesta – Abadie dejó la rosa en el piso, asintió con la cabeza y se dio la vuelta listo para marcharse luego de haber escuchado a Heddaiciar, quien minutos después de verlo retirarse cerró la ventana de su balcón, y fue solo cuestión de tiempo para que ella tan arrepentida saliera corriendo a buscarle al jardín – ¿Abadie? – llamó en voz baja, mirando hacia todas partes, pero no obtuvo respuesta, así que volvió a intentar nuevamente – Abadie... – dio unos pasos más y se encontró con la rosa que el le había dejado sobre el suelo, la recogió entre sus manos y volteó la mirada hasta la ventana de su balcón, tratando de imaginarse como veía aquella escena el joven explorador

– Princesa, ¿ocurre algo? – cuestionó uno de los guardias al verla en ese momento en el jardín con aquella flor en mano, Heddaiciar miró hacía la dirección donde había caminado el explorador minutos antes, después volvió sus ojos hacia el castillo, tratando de decidir cuál sería el camino correcto

– No pasó nada, – dijo ella finalmente, – pero.. gracias por estar al pendiente, creo que hay que vigilar más este lado del jardín

– Si princesa, no tiene nada de que preocuparse, yo he estado vigilando las últimas dos horas y ningún ser humano ha entrado aquí – la joven dudo por un instante, antes de considerar el hecho de que debían contratar nuevos guardias

– Esta bien, muchas gracias

– Sí.

El nombre de una princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora