Salvando al príncipe

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— Abadie si te soy sincero, no creo que hayas visto a una dama en este bosque — dijo el príncipe Apollon jugando con su espada

— Un poco de fe señor, dicen que las mejores cosas llegan cuando menos se lo espera

— Tomemos caminos separados, tal vez así la encontramos más pronto

— Pero solo tenemos un mapa príncipe

— No me importa, yo doy las ordenes, y si me pierdo traigo conmigo una espada; tú tranquilo, si algo más me llegara a pasar gritaré tu nombre

— ¿Seguro que no quiere usted el mapa?, yo soy el explorador aquí

— No no, descuida, a veces uno tiene que explorar por su propia cuenta - y diciendo esto el príncipe se desvió por un camino diferente al de Abadie.

Pasaron minutos que se convirtieron en horas, y el príncipe Apollon ya se había preocupado de tan solo pensar en que no iba a poder volver al reino antes de esa misma noche, pero eso no impidió que siguiera intentando encontrar el camino por su propia cuenta — ¡Caspitas! — ¿dijo en un susurro al ver un enorme oso pardo a tan solo unos metros de distancia de el

— Oye... — dijo una voz femenina en un ligero susurro tras de él — tienes dos opciones ahora mismo, ¿o te subes al árbol y esperas a que ese hermoso animal se vaya?, ¿o te arrastras por el suelo sigilosamente hasta conseguir una distancia mínima de un millón de pasos entre tú y el? — Apollon giró a ver quien le daba tales consejos, y al instante reconoció el cabello blanco y los ojos grises que Abadie le había descrito el día anterior, "amor a primera vista" lo llaman algunas personas actualmente

— Esperaba conocerte en una situación muy diferente a esta — respondió el príncipe apreciando con la mirada a Heddaiciar

— ¿Disculpa?

— No te preocupes por mi, mujer traigo una espada

— Y yo no te voy a permitir que la uses contra alguien en mi prescencia — respondió Heddaiciar con firmeza, dirigiendo la vista hacía el oso

— Lo siento. Mi nombre es Apollon — dijo el príncipe, dejando en el completo olvido la situación en la que estaban

— Eso es algo bueno, ahora por favor sube al árbol si quieres vivir un día más — recalcó ella.

Pasaron algunas horas en silencio sentados sobre la rama de un mismo árbol, esperando a que el oso se alejara de su campo de vista — Oye... gracias por el consejo de subir aquí, hay una hermosa vista, y de no habérmelo dicho, ese pobre animal estaría muerto

— O tal vez tú lo estarías — respondió ella sin mirarle a los ojos, mientras que jugaba con una ramita de hojas en sus manos

— Sí..., bueno, supongo que conoces a Abadie

— ¿A quién?

— Ehm... Un explorador del reino

— Ah sí, por supuesto. ¿El te trajo hasta aquí?

— Me dijo que había conocido a una doncella en este bosque, y yo no le creí, pero esperaba que si te encontrábamos podrías vivir en el pueblo, junto con las demás personas

— No... no acepto vivir allí, no me lo merezco, ¿y quién es usted?, si no le molesta mi pregunta

— Soy un príncipe, el príncipe Apollon, he venido aquí desde hace una semana para casarme con la reina Yoet

— ¿Reina?, ¿acaso no debía de haber una boda primero? — preguntó Heddaiciar confundida

— Si la hubo, supongo que la de sus padres. Pero cambiando de tema, háblame de ti, ¿qué haces viviendo en este sucio y olvidado lugar?, quiero decir, y sin ofenderte por supuesto, ¿por qué no.. te acercas a convivir con otro tipo de personas?, gente a tu altura y nivel

— Fue mi culpa muchas cosas malas que pasaron en el pueblo hace algunos años, y.. debía de darme una condena a mi misma por eso, — el príncipe Apollon no veía la malicia correr en sus ojos ni en sus palabras, todo lo que persibía en ella era inocente y puro como el agua, así que no lograba entenderlo, pero optó por ahorrarse sus preguntas y comentarios para más tarde — ahora vivo lejos de todos y esperaba que eso pudiera cambiarlo pronto, pero no con una propuesta como la que me has hecho

El nombre de una princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora