Un corazón herido

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- Kenneth, debo serte honesta, - habló Yoet una vez que habían terminado de cenar - no te conozco desde hace mucho tiempo, pero me gusta tu forma de ser con las personas, y yo estoy... enamorada de ti

- Que sorpresa, - hablo el poniendo una rosa frente a la dama - porque debo decirte que yo también estoy enamorado de ti, desde que llegué al castillo y te vi por primera vez, pensé "Quiero casarme, no con cualquier princesa si no con esa mujer, que seamos rey y reina criando a nuestros bellos hijos juntos" - Yoet le brindo una sonrisa que ni ella misma podría esconder de felicidad

- ¿Puedo darte un beso? - pregunto tímidamente la princesa

- Te daré algo mucho mejor. - respondió Kenneth tomando la mano de su chica y camino con ella un poco entre el campo lleno de flores que los rodeaba, Yoet estaba intrigada por saber a donde iban, y lo que iba a suceder, porque nada de eso había estado en sus planes - Tendrás que quitarte la ropa - dijo él cuando se percato de que ya estaban lejos del carruaje, la joven le hizo caso, y el se acercó a besarla, mientras acariciaba cada parte del cuerpo desnudo de la joven, quien no se opuso en ningún instante, tras escuchar que el le dijo "Yoet, yo te amo, te amo mucho princesa, no sería capaz de lastimarte". Así poco a poco el calor entre ellos fue aumentando, y se mantuvo por un largo tiempo hasta que terminaron con su atrevido acto romántico que Kenneth había planeado, y decidieron regresar al castillo.

No le mencionaron a nadie de la familia real lo que había pasado en seguida, simplemente decidieron que iba a ser un secreto suyo, así que dejaron pasar varios días y noches, en las que se miraban en secreto, se daban cartas a escondidas, flores e incluso hacían varias travesuras juntos como escaparse del castillo a media noche desde el balcón, todo era perfecto entre ellos dos, hasta que una noche Yoet muy emocionada por su fantástica relación con Kenneth se fue a dormir, lo cual no consiguió mientras se quedaba mirando el techo de su pieza planeando su futuro felizmente casada con el hombre de sus sueños, 4 hijos, y grandes reuniones familiares en cada navidad, por lo tanto decidió ir a buscarlo a su habitación y quedarse con el hasta la mañana siguiente, una mala idea, considerando que al abrir la puerta del cuarto del príncipe el estaba abrazado con otra joven, era una de las empleadas del castillo, ambos estaban despiertos, sin una sola prenda encima y riendo - Yoet, ¿no debería estar durmiendo? - dijo la empleada cubriéndose con una sábana el cuerpo muy sorprendida por lo que la joven acababa de prescenciar

- Kenneth.. - pronunció la chica con la voz cortada sintiendo un fuerte nudo en su garganta

- Leyli, sal por favor de aquí, dejanos a solas un momento - dijo el príncipe cubriéndose la cara con una mano , aquella mujer se vistió y salió de prisa con pena de la habitación

- Yoet ven aquí - pidió Kenneth haciéndole un lugar en la cama

- ¿Así que a ella también la amas? - preguntó la joven enojada, el negó con la cabeza en respuesta a su pregunta

- Tu no lo entiendes, eres demasiado buena para este mundo, yo... solo tomé tu virginidad, eso era lo único de ti que me importaba, sin eso una mujer como tu ya no me sirve. Crees en el amor, yo creo que las mujeres son tontas, por eso las utilizo, les miento como te hice a ti, y una vez que obtengo lo que quiero ya no hay más, así deben ser todos los hombres - estas palabras tenían a la joven rota por dentro, sintiéndose débil y muy estúpida, pero no quería demostrárselo tan fácilmente, lo cual ya estaba perdido

- Así no deben de ser todos los hombres Kenneth, solo la basura, justo en lo que te has convertido; a los caballeros los define su inteligencia ¿sabes?, y sin eso no sirven, no son nada más que un aparato reproductor masculino barbaro y que da lástima como lo eres tu

El nombre de una princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora