Cacería final

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En cuestión de minutos se otorgó el silencio del público y el sacerdote real de Cantuna comenzó diciendo que el amor era el movimiento para el mundo, que aquella valiente joven de pie frente a ellos le tenía demasiado amor a sus súbditos tanto como a su príncipe que por eso aquella tarde estaban todos ahí reunidos – Gracias a ambos. – finalizó el sacerdote antes de pedir traer las coronas y los anillos de matrimonio, los cuales no les llegaron a ser otorgados ya que una veloz flecha atravesó el pecho del príncipe, dejando a todos en un estado de sorpresa y miedo ante la situación. En seguida una multitud de guardias cubrieron a la princesa y la llevaron de vuelta al carruaje junto con Eider, los invitados corrían en pánico temiendo que fueran a herir a otros invitados, el sacerdote trató de ayudar al príncipe, pero otros guardias lo alejaron en seguida previniendo que este no fuera a hacerle más daño – ¡No! – gritaba Heddaiciar tratando de liberarse de los guardias para regresar con su pareja – ¡no! ¿a dónde me llevan? ¡Apollon! – Eider llamaba a su amiga tratando de hacer que ya no pusiera resistencia, pero de igual forma la lucha era imposible, el príncipe solo volteó el rostro en busca de su amada princesa y futura esposa, segundos después murió en ese mismo suelo, su sangre ahora manchaba la blanca alfombra y los invitados seguían huyendo del lugar entre gritos y sollozos, mientras a los lejos, entre aquellas altas montañas que rodeaban de manera majestuosa el bosque, Bilal y su primo
Abadie contemplaba tal escena de la cual habían sido los responsables

– Mi papá decía que cazar un venado y un león el mismo días era la sensación más maravillosa del mundo, pero cazar a tu enemigo antes de que reciba una corona es cientos de veces mejor – pronunció Abadie recogiendo las flechas y su arco

– Te aplaudo, eso fue legendario, ¿pero a dónde vas ahora?

– Bueno ya que mi bella Leanne está asustada tengo que encargarme de ser yo quien cuide a la princesa – dijo mientras seguía su camino de regreso hasta el castillo.

Saliendo por completo de la historia me percaté de que tocaron la puerta de mi casa y en seguida me incorpore del sillón donde estaba con Balie, planté un beso sobre su frente y pronuncié en un susurro – Permíteme – a pesar de saber que no podía oírme. Llegué hasta la puerta y quitando el seguro miré a mi mamá con los ojos llorosos en nuestra entrada, la abracé con fuerza antes de decirle lo mucho que la quería y cuanto lamentaba lo que ella estaba sufriendo, luego la deje pasar para que tomará asiento en la sala y unas horas más tarde junto con mi papá ahí presente decidimos que era momento de despertar a Balie, eran aproximadamente las cuatro de la madrugada, más ella tenía que saber la verdad, su madre había muerto esa misma noche durante una operación inesperada, todo se debió a un accidente vehicular que había surgido por la tarde de ese mismo día, recuerdo que me abrazó con fuerza y rompió en un llanto inolvidable, realmente todos en la casa sabíamos que esto podía llegar a suceder, por lo que en todo momento traté de hacer el cuento de la princesa tan inesperado, así podría mantener su mente ocupada y que no me hiciera preguntas al respecto, recuerdo que su mirada de tristeza logró hacerme sentir un nudo en el pecho, pero no era algo que pudiéramos cambiar, así es la vida, las personas que amas por razones desconocidas en algún momento se van, se quedan los recuerdos y mientras los cargues contigo sin importar cada agujero o tormenta por el que cruces siempre van a estar contigo, siempre van a vivir ahí, y tu como persona sabes que en tu alma existe una parte de ellos.

El nombre de una princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora