Capitulo 35

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Entrada 91

Era un caos, nunca he estado en una zona de guerra pero las he visto en las pelis y era muy parecido a ellas, los zombis que estaban queriendo un pedazo de mi carne ahora se dirigían a aquel lugar, mis gritos eran apagados por el ruido de la metralla. No sabía qué diablos estaba sucediendo en aquel lugar.

A lo lejos pude divisar a uno de los militares que se dirigía en mí dirección, al ver a los zombis que se dirigían hacia él tomó la decisión de ocultarse en una de las casas, instantes después vi que salió arrastras disparando su arma, uno de ellos lo alcanzo, el militar intento quitárselo disparando, su arma se había atascado y lo golpeo hasta destrozarle el cráneo, ya era tarde, la boca de aquel ser aciruelado lo alcanzó quitándole parte de la pantorrilla.

Lo siguiente que vino fue lo peor, otro zombi lo alcanzo por atrás mordiendo el cuello, el gritó fue espeluznante, porque no era grito lo que salía de aquel pobre hombre, era una especie de aullido ahogándose en su propia sangre, era como escuchar a un perro muriendo envenenado, otro terminó el trabajo destrozando su garganta, la voz del militar se apagó, fueron los dos minutos más horribles de mi vida.

¡Dios, la escena fue grotesca! Era un festín con los órganos de aquel infeliz hombre, uno de aquellos zombis se aferró a la pierna izquierda del hombre quitándole toda la carne, otro le arrancaba la piel del rostro y uno más se peleaba por el brazo derecho del militar, uno más intentaba arrancarle los intestinos, pero su chaleco se impidió, rasgo con fuerza pero le fue inútil y en uno de esos intentos despojo me he de suponer que fue la argolla de una granada porque segundos más tarde todos los aciruelados junto con su comida volaron en pedazos.

No lo pude evitar, vomite al ver los pedazos de carne molida por todo el área, el cuerpo del militar se dividió en dos partes, las piernas quedaron pegadas en la casa que estaba enfrente, mientras partes del torso se impregno en un parabrisas, todo su interior se dispersó por todos lados, los zombis, buenos esos desgraciados era difícil saber dónde quedaron, eran masas grises con sangre negra por donde quiera.

No sé si fue la impresión de ver tanta carnicería o la intensidad del sol, pero en ese momento me desmaye por segunda ocasión.

Cuando recobre el conocimiento me halle en una habitación atado de manos y pies, mis cosas junto con mi diario habían desaparecido, estaba oscura y no podía percibir más allá de un metro, tampoco sabía cuánto tiempo permanecí desmayado ni mucho menos donde estaba; hable intentando comunicarme con mi salvador (después de todo estando en aquella situación creo que era mejor opción estar atado y encerrado que atado y colgado).

No hubo respuesta hasta quizá pasado una media hora, encendieron las luces de aquella habitación y un hombre entro con un rifle de asalto, pude reconocerlo era de los militares con los que había llegado, aquel hombre alzo el arma y lo siguiente que dijo fue "cállate" y después el hombre enterró la culata del arma en mi rostro y por tercera vez en día perdí el conocimiento.

Al despertar note que estaba en la misma habitación, pero esta vez la habían dejado iluminada, un hombre estaba vigilando la puerta, cuando vio que desperté llamo a la puerta y pasados unos minutos entro un hombre, intente verle el rostro pero la sangre y la piel inflamada evitaba verlo bien. « ¿Quién eres?» pregunte apenas lo tuve a medio metro de distancia, en vez de contestar alzo mi rostro y dijo lo mal que estaba, le dijo al de la puerta que llamaran a alguien y este se fue.

«Después de que te curen hablare contigo» minutos más tarde un chico entro con una bandeja de cosas y un par de sillas, se sentó y comenzó a extraer los coágulos de sangre que se me formaron en el rostro, limpio mis heridas y las cerro; de su bolsillo saco un caja y me dio un par de pastillas. «Para aliviar la inflamación, el dolor y posible infección» lo mire sin decir nada « ¡lo siento, es verdad!, abra la boca» y aquel hombre metió las pastillas en mi boca y las trague.

El hombre apenas atravesaba la puerta y yo devolví los medicamentos « ¡Hey enfermero! El hombre este tiro su porquería» el enfermero regreso y vio la bilis regada en el suelo junto con las pastillas. «Llama a la Doc., por favor» «no puedo hacer eso, sabes cuál es el protocolo, él es un activo importante» «Pues haz lo que tengas que hacer o este hombre se nos puede morir aquí»

El guardia regreso con otro compañero suyo y me llevaron a rastras y puede notar en uno de los pasillos que decía sala de urgencias, me di cuenta que estaba en la clínica del pueblo, era el lugar donde los militares intentaban llegar, en ese momento entendí que aquello no era una misión de provisiones cualquiera, su objetivo era tomarlo por la fuerza.

«Quítenle las ataduras y déjenlo en la camilla» dijo una mujer con bata blanca mientras sus manos alistaban unas agujas, quise oponerme pero en realidad no tenía ni fuerzas para mantenerme de pie. «Usted sabe que no podemos hacer eso, conoce los protocolos» «Por Dios ve al hombre, ni siquiera puede moverse» los hombres hicieron, uno de ellos salió y regreso con unas esposas y me las pusieron.

«Es una intravenosa, ayudara a que tu estomago se relaje un poco mientras te hidratas, estuviste muchas horas en el sol» dijo mientras inyectaba una serie de medicamentos en el suero, me preguntaban con qué objetivo me salvaban la vida para después matarme, no veía sentido común en aquello y si fuera solo de forma cruel hacerme sentir esperanzas para luego dejarme ser uno de aquellos seres guturales.

Intente moverme para librarme de mis captores pero comencé a sentir una pesadez en mi cuerpo. «Se me olvide decirte que también te puso un poco de midazolam, para que puedas dormir mientras te pasa el suero, de lo contrario serás una molestia para mis otros pacientes y para mis amigos» señalando a los guardias; minutos después estaba dormido.                     

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