Capítulo 18

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Entrada 72

Ella me miró, sostenía todavía el arma entre sus manos temblorosa quizá por la subida de adrenalina, no se percató que las llaves que traía no eran de una patrulla si no las de su vehículo particular, soltó una risa histérica, la tomé de las manos y le pregunté cuál era su carro, miró hacía el estacionamiento y señalo una camioneta familiar color gris, le quite las llaves y salimos de la patrulla por lo visto ella no estaba en condiciones de manejar y parecía que con cada paso que daba le dolía más la pierna.

Al entrar en la camioneta fue como si nuestros pensamientos se hubiesen conectado, ella abrió la puerta trasera y se tumbó en el asiento, se recostó y me dijo que manejara, ya no podía sostenerse más.

La lluvia se tornó más violenta y el cielo se había ennegrecido por completo, los truenos lo hacían iluminar como grandes faros, aquello me daba mucho escalofríos, arranque la camioneta y la oficial me dijo que teníamos que notificar a las otras comandancias del estado, le dije que si pero después de ir a buscar a mi novia, ella dijo que no y luego se desmayó.

Conducía por una de las dos avenidas principales hacia el centro de la ciudad, iba quizás a treinta kilómetros, rayos la fuerte lluvia no me dejaba ver más de dos o tres metros, el cielo si que se había oscurecido, miré el reloj y eran las cuatro de la tarde, había perdido la noción del tiempo en la comandancia, me sentía horriblemente cansado, pero la sola idea de encontrar a mi novia me hacía seguir adelante.

Al pasar por una intersección de la avenida note unas luces de un vehículo y baje más la velocidad, al llegar al encuentro de aquellas luces me di cuenta que era una ambulancia y pensé que podían ayudar a la oficial con sus heridas, baje del carro y me sorprendió que la ambulancia no estaba estacionada sino chocada, enfrente tenía otro vehículo con el parabrisas hecho pedazos, me acerque para auxiliar y ví el cuerpo del conductor que estaba desmembrado.

Horrorizado por aquello retrocedí un par de pasos resbalé y caí sentado, me incorpore y fuí a ver al conductor de la ambulancia tal vez el estuviera vivo, caminé en dirección al asiento de piloto pero no encontré a nadie, me llamó la atención que el todo el asiento y el volante estaban llenos de sangre.

Escuché unos ruidos detrás de la ambulancia y pensé que podía ser algún herido que iba atrás, corrí de inmediato sin pensar jale las puertas traseras de la ambulancia y estaban cerradas por dentro o quizá atorada por el impacto, me asomé por una de las ventanas y pude observar al paramédico con el cuello totalmente doblado, pensé en el pobre infeliz, al menos no sufrió, pero el ruido de dónde provenía no veía al paciente que iba detrás, ahí estaba de nuevo el ruido me quedé observando la ambulancia.

Se escuchaba como si alguien estuviera masticando o desgarrando, después ví como cuerpo el paramédico hacía espasmos, eso no era posible estaba seguro que se encontraba muerto, seguí observando y después vi que una figura se movía por los pies del paramédico y hacía un rugido o ruido extraño como si intentara hablar, ¡Dios! Que rayos está pasando dije en voz alta y eso pareció llamar la atención de aquel ser que se ocultaba a mi vista.

La figura se alzó entre aquellas luces parpadeantes de la ambulancia y dejó caer lo que parecía ser un trozo de carne, con aquello puesto en pie pude observar que el paramédico le hacía falta parte de los músculos de la pierna, aquel ser giró hacía mí como sintiendo mi presencia o posiblemente el ruido que hice, me miró y se abalanzó contra los vidrios de la puerta, la puerta resistió aquella embestida feroz de aquel ser.

Con el cabello en el rostro y mi ropa empapada por causa de la lluvia que no paraba de caer, no daba crédito aquello que mis ojos veían, el rostro de aquel hombre tenía una coloración grisácea o eso creía, y sus mejillas, ¡sus mejillas, Dios, no tenía mejillas! Estaban arrancadas por completo dejando ver parte de su dentadura manchada de sangre.

Aquella cosa volvió a golpear la puerta de la ambulancia pero ésta vez fue con menor fuerza, y como si se acordara de lo que estaba haciendo antes de mi interrupción se lanzó contra el cuerpo del paramédico volviendose a escuchar el desgarre de la carne de aquel pobre hombre.

En mi mente pasaron muchas cosas, en eso recordé que solo había un paramédico y siempre debe de haber dos, de inmediato busqué como loco al otro paramédico pero la lluvia no me dejaba ver más allá de tres metros, así que decidí regresar al auto pues la poli se encontraba sola.

Cuando estaba apunto de entrar al vehículo observé que había una persona parada cerca del carro, me detuve a observar, aquella persona parecía mirar hacia ningún lugar, le hablé si se encontraba bien y solo percibí que se tambaleaba, muy despacio giró hacia mí, no podía creerlo el otro paramédico estaba frente a mí con su uniforme desgarrado y las manos y brazos cercionadas por mordiscos, miró hacía mí y lanzó un rugido feroz como un león frente a su presa, el escalofríos llenó todo mi ser, y no lo pensé mucho, subí de prisa al carro y me fui de aquel lugar.

Por el retrovisor observé cómo aquel ser caminaba lentamente hacía mí dirección con los brazos extendidos como si quisiera alcanzarme. Me quité el cabello que tenía sobre mi rostro, y conduje sin detenerme hasta llegar al club, tenía la esperanza que mi novia estuviera ahí.

Al llegar al club me estacione frente al portón oxidado, me quedé observando aquel lugar con su jardín muerto y lleno de malezas, mis manos temblaban no se si era por miedo o porque tenía frío, pasé mi mano por la frente tratando de alejar mis miedos de mi mente y tratando de tomar valor para entrar.

Apagué la camioneta y salí de ella, miré por la ventana para ver cómo estaba la policía y en ese momento pensé que no recordaba si le había preguntado su nombre, cuándo regresará se lo preguntaría.

Parecería absurdo pero al estar frente a la puerta llame para ver si había alguien, no hallé respuesta, volví a llamar y nada, había un silencio sepulcral, intenté abrir y la puerta cedió muy fácil, al parecer la habían dejado abierta, mi sorpresa al entrar fue que las luces del club estaban todas encendidas, entré con cautela, algo estaba mal, tenía un presentimiento extraño.

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