Capitulo 17

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Entrada 71

Vaya que eh dormido mucho casi doce horas, pero me siento con toda la pila repuesta. En el sofá de mi sala se encuentra dormida la oficial Cecia, no había notado lo bonita que es.

He revisado sus heridas y hasta ahorita no parece infectada, no la eh querido despertar está demasiada agotada después de lo que pasó ayer no lo dudo, fue un día muy cansado y por poco morimos los dos, continuaré escribiendo lo que pasó ayer.

Después que la oficial entrara en la habitación de interrogatorios y cayera desmayada intenté que muriera desangrada, afortunadamente con mis escasos conocimientos en curación logré que dejara de sangrar un poco aplicando un par de torniquetes en sus extremidades, me acosté a un costado, revisé su respiración y noté que seguia con vida, eso fue un alivio para mi, necesitaba respuesta y necesitaba salir de aquel lugar.

Espere a que reaccionara, mientras intenté abrir la puerta pero ella la obstruia, no quise moverla con temor a que reaccionara de una forma brusca, después de todo en una de sus manos traía una pistola y lo que menos quisiera era una bala en mi cabeza o en otro lugar.

Pasaron quizá media hora antes que despertara, lo primero que dijo fue que la disculpara si me había asustado yo solo le dije que que me informara lo que había pasado afuera, me dijo que todo se había salido de control, y que esas cosas la atacaron, no sabía de dónde salieron.

Ví que ella solo estaba divagando, era posible que todavía no procesaba lo ocurrido en la comandancia, no quise presionar de más y dejé que descansara otro poco y esta vez tendría que decir todo, mientras ella descansaba y deliraba, se escuchó un golpe detrás de la puerta, la oficial salió de su delirio y por fin dijo algo en que los dos estábamos de acuerdo y eso era salir de ahí a como diera lugar.

En cuanto cobro la compostura la oficial le pregunté que había pasado afuera y porque traía lastimado la pierna y el brazo, miro sus heridas como si recordara, saco una navaja y me dijo que tenía qué sacar la bala de su pierna.

A como pude, con las manos temblando y las instrucciones de la poli pude sacar la bala de su pierna, mientras lo hacía ella me contó que unos oficiales llevaron a un sujeto que se comportaba de una forma extraña, este había lastimado a un par de personas y a uno de los oficiales, y lo ataron a una de las sillas esperando a que se calmara un poco, pero éste siguió causando problemas.

Mientras tanto el oficial herido empezó a convulsionar y su compañero fue al auxilio de este, después todo se volvió confusión, el poli que estaba herido mordió a su compañero en el cuello causando una hemorragia, ella solo miraba sangre en todos lados, sacó su arma y disparó dándole un disparo certero en la cabeza.

Intentó auxiliar y parar la hemorragia del otro poli vivo, pero fue inútil, todo había acabado en cuestión de segundos, esta se apartó del oficial muerto y unos segundos después salió el investigador qué estaba conmigo, vio el escenario y se dirigió hacia dónde estaba ella, justo al pasar al oficial recién muerto, éste no sé cómo le hizo si estaba muerto y no había signos de vida, se abalanzó sobre los pies del investigador y empezó a forcejear, intentó sacar el arma, cayó y se disparó la pistola, una de las balas penetró la pierna de la oficial y al caer una punta de metal del escritorio le abrió él brazo.

Al terminar de relatar lo sucedido no podía dar crédito a lo escuchado, la oficial intentó ponerse en pie y el dolor la hizo caer de nuevo, la tomé de la mano y la ayude, me era necesario salir de ahí.

Cuando salimos de la sala de interrogatorio la oficial me advirtió que había una de esas cosas rondando por ahí, tomo su macana y me la dio para defenderme. Al recorrer el pasillo escuchamos unos gemidos casi fantasmagórico, hacia que se me erizaba la piel.

Al llegar al pasillo principal me di cuenta que la oficial no me había contado toda la carnicería que había ocurrido ahí, el agente que me interrogaba tenía destrozado el cuello y uno de los oficiales podía observarse las tripas y el excremento salido de sus entrañas. Me detuve al ver aquella escena, la cabeza me giraba y sentía como mis piernas perdían fuerza logré sostenerme de la pared, no podía evitar sentirme así, después de ver aquella masacre en la granja debía de haberme acostumbrado a esto, sentí arcadas y ganas de vomitar el desayuno pero logré contenerme, la oficial giro y me dijo que no olvidara que hay por lo menos dos de esas cosas en la comandancia.

Lo recordé de inmediato y recobre la compostura después de todo estaba con una chica y no quería parecer un cobarde, apenas y me había puesto en marcha cuando una mano me jalo hacía atrás, ¡Rayos! Era uno de los oficiales que había mordido aquel sujeto, grité pidiendo ayuda, la oficial me gritaba indicando que lo alzara pero esa cosa de verdad era fuerte, a como podía y en cada oportunidad me tiraba dentadas, de verdad quería comerme, ahí estaba rondando con un ser que no sabía si estaba vivo o muerto, hasta que por fin le introduje el bastón de policía en la boca lo alcé y la poli le dio un par de tiros, el cuerpo cayó a un costado y yo tenía los tímpanos aturdidos de los impactos de bala.

Me paré exhausto y me apoye en la pared para descansar de aquella lucha infernal, esta vez no lo pude contener y devolví todo el desayuno de aquel día, mire hacia la oficial y le pedí disculpa por lo ocurrido, vi en ella una cara de horror y a la vez de determinación, ella levantó el arma y en esos momentos pensé que era el fin, esta vez fueron tres disparos, no pude ni moverme, cuando reaccione vi que cayó una persona a mi lado y no lo pude evitar de nuevo y volví a vomitar lo poco que me había quedado en el estómago.

Lo siento dije de nuevo, ella sonrió y dijo que a todos les pasa, después señalo al segundo sujeto abatido y dijo que él era el causante de todo esa carnicería y recordó que el era el último, luego de aquello nos dirigimos hacia una habitación tomo una playera y un par de zapatos y me dijo que me cambiara, ella tomo unos medicamentos del botiquín (me imagino que para aliviar el dolor), después de un par de minutos dijo que teníamos que salir de aquel maldito lugar.

Al dirigirnos a la puerta la lluvia se dejó caer a torrencial y los relámpagos en el cielo hacia que el día pareciera más lúgubre de lo que era. Nos subimos a una de las patrullas y le dije que si podíamos ir hacia el club, tenía la sensación que mi novia se encontraba ahí.

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