Entrada 150
Cuando desperté estaba envuelto en unas sábanas miré a mi alrededor y vi que estaba solo. Intenté recobrarme pero el pie me seguía doliendo. Busqué algo en que apoyarme y vi un par de sillas lejos de mí. Me acerqué y note que la puerta trasera del establecimiento estaba abierta. Entre con cuidado y al pararme en el umbral de la puerta la vi. Ahí estaba otra vez parada y desnuda buscando entre bolsas negras.
Ella mi vio y notó otra vez que mi erección volvía, ella sonrió y me lanzó un par de pantalones y me dijo que me lo probara. Mientras ella se ponía una blusa de algodón con estampado de gatos. Después se probó unos vaqueros y se quedó con los de color azul. Yo me quedé con los negros. Y luego ella me lanzó una playera de los extintos tiburones. « Te queda bien» dijo por ultimo.
« Vamos a ver ese pie» tomó un par de sillas y se sentó frente a mí y comenzó a frotarme los pies. Mientras tanto pensé en lo estúpido que fui. No podía seguir así y comencé a pensar en Innis otra vez. La erección bajo de inmediato y me sentí de nuevo en compostura. Por ultimo le dije que pensé que me había abandonado y ella solo dijo que cuando despertó comenzó a buscar en el local y vio que la puerta daba a un anexo a la parte trasera al parecer era un doble local. Además se despertó porque Berni empezó a jugar con su rostro.
Ella dio un tirón y sentí que el hueso hizo un sonido algo extraño. Ella se río de mi desgracia y me llamó llorón y reí con ella. Después me vendó con una camiseta de los Simpson que tenía a Bart por estampado y dijo que nunca le habían gustado esos monos amarillos. Rasgo otro trozo de la cara de Bart e hizo un nudo en el pie. « Esto te dará sostén cuando camines» dijo y se paró de ahí y pasó una lata de frijoles.
Estaba sorprendido en como manejaba la situación. Por un momento sentí que era ella la que nos estaba cuidando desde siempre a Berni y a mí. Le di las gracias y pregunté por la comida. Ella dijo que la encontró en la otra casa y pensó en guardarla. Era la última así que teníamos que movernos esa misma mañana. Estábamos a un par de kilómetros del pequeño embarcadero. Y lo más seguro era que si nos movíamos rápido para la tarde estaríamos en la pequeña isla.
Ella no dejaba de mirar por la ventana y mientras comía. Berni se me acerco en varias ocasiones para que le diera un poco y no podía negarle a ese pequeño. Y de repente Miranda me soltó la pregunta que tanto había estado evitando. « ¿Que harás si no encuentras nada en playa linda?» Pensé un momento la respuesta y antes de contestar le pregunté lo mismo. Como era ya habitual en ella Miranda sonrió y dijo sin tapujos que se quedaría a mi lado y que me seguiría a donde yo fuera.
Sospese por un momento su respuesta y dije que si no encontraba nada me quedaría en la isla. Ella me preguntó si a esperar a Innis. Y dije que no que me quedaría con ella y tendríamos hijos hermosos. Eso salió tan espontaneo que me sonroje. Ella me regresó su mirada hacia mí y arqueo una de sus cejas y dijo que como sabía que nuestros hijos serian hermosos. Y le dije que si acaso estaba tan feo. Y nos reímos sin parar hasta que las lágrimas salieran. Había pasado mucho tiempo desde que me reí así.
Entrada 151
La lluvia comenzaba a pasar. Lo que antes fueron gotas gruesas ahora apenas eran pelusas que se disolvían con el viento. El sol comenzaba a recobrar su fuerza aunque una pequeña sombra de nubes amenazaba por regresar a llover. Caminamos el resto del kilómetro y comencé a decirle que por lo menos si no hallábamos tendríamos un lago y parte del para para los dos. Podríamos pescar aunque ninguno de los dos supiera.
Cuando llegamos al pueblo que estaba antes de cruzar al islote notamos que el pueblo estaba casi vacío, eso nos aliento en pensar que quizás cruzaron del otro lado y se alejaron de la amenaza. Descansamos otro rato en una casa de dos plantas. Miranda subió y trato de ver el pequeño puerto y dijo que se veía hermoso desde ahí. La isla estaba llena de árboles y no dudaba que encontraríamos a personas ahí. Se veía segura. También pudo observar algunas embarcaciones que podríamos usar sin duda. Eso me motivó más en irnos de aquel lugar que comenzaba a darme escalofríos de tan solitario que estaba. Aquello de verdad era un pueblo fantasma.
Saqué el arma que todavía conservaba. Era el único recuerdo de María quizá mejor que el de verla en la mesa del laboratorio. Solo un par de balas. Era suficiente para enfrentar cualquier cosa. Después de descansar un poco y tomar agua nos dirigimos al embarcadero. Estaba emocionado por fin me quitaría aquella duda que durante años me quitaba el sueño.
A una cuadra antes de doblar di el parón de golpe y por accidente le toque uno de sus pechos a Miranda y pude sentir entre mis dedos su pezón endurecido. « ¡Oye! Para esos son pero se piden» dijo ella en voz alta, pero de inmediato con la misma mano que la había tocado le tape la boca y le pedí disculpa. Estando tan pegado a ella pude sentir el latido de su corazón agitándose. Me acerque al odio y le dije que la calle estaba repleta de infectados. Entramos pudimos a una de las casas.
Ella no dejaba de maldecir por la suerte que teníamos. Estábamos tan cerca. Entonces le pedí que cuidara de Berni y que nunca lo abandonara. Vi su mirada de extrañeza y de horror. Y me pidió que no hiciera nada estúpido. Tomé el arma, una de las libretas limpias y un par de lapiceros. Y antes que Miranda pudiera decir algo salí a la calle y comencé a gritar como loco. Los infectados de inmediato giraron hacia mí y comenzaron a llorar como locos disparé una vez y estos comenzaron a seguirme.
El vendaje de Miranda era una maravilla pero el dolor comenzaba a intensificarse de nuevo. Tropecé una vez, tropecé otra vez hasta que caí. Tomé el arma y quise dispararme en la cabeza era un final excelente para mi recorrido. La cobardía pudo más, no quería dejárselos tan fácil a esos infelices.
Vi que Miranda estaba en el puerto con Beni. Espero un momento y después cuando hice el segundo disparo ella encendió el bote y se fue. No podía regresar con ellos. Eso podría matarlos de una o de otra forma. Busqué una casa y aquí estoy ahora refugiado entre estas paredes pensando en las posibilidades que tenía para sobrevivir. Luego pensé que pudimos darnos la vuelta e irnos a otro lado. Mi soberbia me mató y casi hago que el pequeño Berni y Miranda también lo hicieran. Solo espero que si regresan a buscarme no me dejen así convertido y tengan el valor de darme un disparo en la cabeza ya que yo no tuve el valor de hacerlo. ¡Dios! Como duelen estas mordidas. Comienzo a sentir fiebre y mis recuerdos están tan estropeados. Ya ni recuerdo como era la vida antes de esto. Sé que voy a morir así que estas serán mis últimas líneas. Gracias Miranda por evitar que terminara loco. Perdón Berni por no cumplir la promesa de tu mamá. Tenía tantas ganas de verte crecer. Mi querida Innis ojala si estuvieras en esa isla, solo de saber que no te pude verte más eso me mata. Te amo y nunca dejé de pensar en ti.
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Sobrevive
HorrorQue pasaría si un día te despiertas y crees que se aproxima un apocalipsis zombi y tú novia muere. ¿Harías lo que fuera para sobrevivir? Este es el diario de un hombre que intenta sobrevivir.