Capítulo 66

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La piel del hombre estaba pegada a su cuerpo. Quizá unos dos años de muerto. La poca aireación y humedad de la habitación evitaron que se pudriera y se momificaran. Cerré la puerta. No quería que Berni viera la escena y se le quedará grabada. La cabeza comenzaba a doler por la peste encerrada. Bajé a Berni y subí de nuevo solo para dejar abierta la puerta. Necesitaba que toda esa peste a muerte dejará el cuarto.

Entrada 130

He vuelto a subir de nuevo a la habitación de aquel hombre. Aproveché que Berni se entretuvo con la sección de juguetería. Pasó un par de días antes que tuviera el valor de subir de nuevo. El hombre estaba vestido de uniforme. Al principio creí que era un poli, sin embargo, la única arma que portaba era un bastón de seguridad. Fue el guardia de seguridad o el velador de turno.

Una cuerda rota en la pared y el resto en su cuello. Un final muy rápido para el infeliz. Me senté a su lado y vi su expresión momificada. Tomé su cartera. El nombre de Gonzalo Díaz Martínez escrita en su identificación. La foto de una pequeña. Es posible de la edad de Berni, junto con una mujer morena estaban sonriendo a la cámara. Un par de recibos de compra y un par de billetes de veinte y cincuenta pesos en una de las aberturas.

Revisé en las otras bolsas de su pantalón y no había nada. En una de sus manos tenía empuñado algo y ¡Dios mío! Me senté de nuevo a su lado y lloré. No entendía lo sensible que todo me ponía. De nuevo recordé a Innis. Tomé el anillo de matrimonio que tenía el guardia en sus manos y lo deje en una de las mesas. Ahí vi su carta de despedida.

Estaba arrepentido de seguir con vida, con tanta comida para el solo mientras que desconocía la situación de su hija y mujer. El miedo a morir por uno de esas cosas y de saber que ellas estuvieran convertidas lo desquiciaba. Tomó la decisión de suicidarse en una tarde.

Después de leer su carta final, cubrí el cuerpo con una de las sábanas y arrastré el cuerpo hasta uno de los frigoríficos. Subí un par de cubetas de agua y limpiador y desinfectante de piso para quitar el olor a muerte, reemplace las colchonetas por unas nuevas y deje que el cuarto se llenara de aromatizante.

Sabía que aunque el dolor era más intenso al subir y bajar las escaleras, lo veía como una oportunidad si los infectados lograran entrar y entendía que estaba en desventaja si alguien o alguno grupo quisieran invadir aunque tenía una ventaja sobre estos últimos. Una horda de cientos de infectados agolpaba día y noche en la entrada de mi nuevo hogar.

Un sinfín de pensamientos dirigía mi mente en todas las direcciones. Estaba atrapado, eso no podía resolverlo. Ahora entendía al guardia. Entendía porque no pudo salir nunca de aquí. Eso y el miedo de encontrar lo peor allá afuera. No sé si yo hubiera hecho lo mismo que él. Esa noche fue la primera que tuve sin soñar en zombis, en Innis y en una vida. Esa noche dormí como un bebé.

Entrada 131

Era difícil planear mi futuro con todas esas cosas en la puerta de mi nuevo hogar. Llorando día y noche acaso no se cansaban de lamentarse. No dormían. Así que decidí adaptarme a la situación y entre las cosas que tenía la tienda encontré unas portátiles, tabletas y USB, entonces decidí pasar mi diario en digital. Era una forma de pasar el tiempo en lo que se me ocurriera algo mejor para escapar.

Entrada 132

Cuando abrí la portátil, el inicio del sistema operativo me dio me bienvenida. El gemido de los infectados me indicó que también podían escuchar y me esperaban con ansias. Inicié la configuración. La piel se me heló cuando vi la fecha de fabricación 2012 era posible que la laptop tuviera un año en la tienda. Esta comenzó a actualizar la fecha y los sistemas operativos, configuré la región y puse México, idioma español y me pidió conectarme a la red de forma automática o manual. La maldita red de internet seguía viva. Actualizó la fecha y sentí que un torbellino de emociones se mezclaba en mi cabeza. Me sentí mareado y con ganas de devolver la bilis.

Marzo de 2017 era la fecha de actualización. Eso quería decir que Berni tenía tres años y cuatro desde que los infectados estaban en la tierra. Deje la computadora en el suelo y tomé una tableta y me daba la misma configuración y después tome un celular y la fecha era la misma. Intenté conectarme a alguna página de chat pero marcaban inhabilitada y sin conexión. Busque dentro de algunos servidores de chat y no tuve respuesta. Podía haber muchas respuestas para eso.

Entrada 133

Mientras Beni juega en la sección de juguetes, me he pasado la mayor parte de las tardes escribiendo en el procesador de textos. He pasado la mayoría del diario. La única parte que talvez deje para lo último es el inicio, pues como me quitaron mi diario en una de las colonias que me detuvieron, realmente no me acordaba de mucho. Creo que después terminar de escribir tendré que buscar otra forma de ocuparme o me volveré loco. Y no quiero terminar como el pobre guardia.

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Le he dado vuelta a todo este asunto de buscar entretenerme y pienso que tengo que regresar al principio y esto es comenzar a cultivar de nuevo. Me estoy aburriendo de las sopas instantáneas y sé que hay arroz de sobra, las hormigas están haciendo de las suya comiendo los granos. Mientras he guardado unos cientos de kilos en los frigoríficos para evitar que se los siga comiendo, también he guardado frijol, lentejas y habas. En estos días pondré a prueba las semillas que he encontrado en el almacén. Espero que germinen.

Entrada 135

He amanecido con mucho dolor, creo que dejaré todo por un tiempo. El calendario de la computadora marca abril, comenzamos la temporada de calor y he pensado que el cumpleaños de Beni sea en Agosto, cuando comiencen las aguas. 

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