20: Dolía

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Por un instante, sintió su corazón ser llenado

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Por un instante, sintió su corazón ser llenado. Era irónico, a decir verdad, siempre tuvo que lidiar con la idea de no experimentar sentimientos así de cálidos desde aquel fatídico día en que lo perdió todo.

Pero ahí estaba él, llorando como si no hubiera un mañana entre los brazos de un completo desconocido.

Jungkook se preguntaba porque aquel castaño, que a simple vista se veía algo torpe y desaliñado, él no se alejó al verlo caer y llorar como si nada. Todo lo contrario, aquel chico de piel canela no tardó tan pronto en acercarse y abrazarlo como si aquel abrazo era la única solución a su problema.

Era extraño. Aunque sentía como sus ojos ardían y seguían derramando lagrimas sobre la camiseta del contrario, no supo qué hacer cuando recibió sin previo aviso aquel abrazo que lo tomó por sorpresa. Tal vez este chico jamás lo sabría, pero acababa de salvarlo de hundirse en su propio dolor y miseria.

Porque las voces se desvanecieron tan pronto sintió los cálidos brazos sobre él. Como por arte de magia.

Y así pasaron largos minutos. Aunque no era para nada incomodo estar así, Jungkook no sabía cómo tomar distancia, así que tan solo optó por alejar su rostro del hombro del contrario llamando su atención.

—¿Por qué?... — musitó el pelinegro, tratando de sonar lo más calmado posible.

—Parecías necesitarlo. No sabía que hacer, así que opte por hacer lo primero que se me vino a la mente. —Taehyung no mentía. Cuando vio que el pelinegro estaba rogándose a sí mismo por piedad, tan solo pudo pensar en abrazarlo. Por un instante creyó que aquello le incomodaría al más joven, ya que era un desconocido quien aún seguía sujetándolo por sobre sus brazos.

—Gracias... — susurró Jungkook siendo audible solo para sí mismo. Mientras lentamente rompía el abrazo. Quería irse de ahí y alejarse. Porque si algo le había enseñado la vida, era que mientras más tiempo alguien te ve en los momentos más frágiles...

Más espacio tendrá en tu corazón.

Se repetía a si mismo que no debía doler. Que ya estaba más que acostumbrado a tener que irse sin que nadie volteara a verlo. Pero no podía mentirse a sí mismo.

Porque dolía.

Dolía tener que huir.

—Será mejor que me vaya...— Jungkook con la poca fuerza que tenía sobre su cuerpo se levantó lentamente, estremeciéndose por el leve mareo que sintió por instantes. Y cuando estuvo a punto de avanzar hacia la salida pudo sentir una leve presión en su muñeca. Una cálida y a la vez nueva sensación.

Era él.

Aquel desconocido lo estaba tomando de la muñeca tan firmemente que no pudo evitar voltear a verlo directamente.

—Tú...—Taehyung dudó por un segundo— Se que soy un total desconocido... Pero déjame decirte que estaré aquí Jungkook. —cortó—Estaré aquí cuando sientas que aquello que te atormenta regrese, incluso como hace un instante que me dijiste que me aleje, no lo haré. Así que por favor...

"Quédate"

Quería decírselo. Taehyung quería poder hacer que Jungkook se quedara. Porque, aunque no conocía a este Jungkook, conocía esa mirada. Aquella que siempre tuvo su amado oficial cuando necesitaba que Taehyung lo consolara en los peores momentos de su vida. Tal vez si hacía que el menor se quedara en esa fría y vacía habitación, podría ayudarlo.

Pero Taehyung no sabía un detalle importante sobre el pelinegro.

Jungkook jamás había sido egoísta.

Porque siempre supo que desear algo no cambiaria el hecho de que fuera eso, solo un deseo. Porque si, el deseaba y deseó muchas cosas para sí mismo.

Lo supo por primera vez cuando deseo que su madre no lo abandonara en este mundo tan podrido.

Lo supo cuando deseó incontables veces que las voces dentro de él se detuvieran.

Lo supo cuando deseo no recibir más golpes por parte de su padre, o cuando aquello dejó de importarle, y lo único que deseaba era alguien con quien compartir su dolor y pesar. Alguien en quien sostenerse cuando los días eran más que malditas voces atormentando y destruyendo su frágil yo.

Así que cuando escuchó las palabras de castaño solo atinó a reírse estruendosamente.

—Mierda... Uno termina llorando frente a un idiota y ya cree tener derecho a decirte estupideces. —Jungkook jaló su muñeca lo más fuerte que pudo soltándose del agarre del contrario.—Hare de cuenta como si no escuché tan solo porque me viste hacer el ridículo hace un rato.

Y sin perder más tiempo Jungkook salió de aquel abrumador lugar, sin mirar ni un segundo por las ventanas que daban visión hacia dentro. Se concentró en avanzar tan rápido e irse lo más lejos posible antes de que el castaño pudiera escuchar sus sollozos.

Aquellas palabras... Aquellas que siempre quiso escuchar, aún cuando sentía dolor, aún cuando sentía que todo terminaría por consumirlo. Se las acababa de decir un torpe que solo tuvo la casualidad de toparse en su tan estropeado camino.

No debería, pero...

Dolía.

"Mierda... Si tan solo hubieras llegado antes castañito..."





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