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Dinastía Joseon, Año 1598



La guerra finalmente había llegado a su fin.

Después de incontables luchas durante más de seis años, aquellos soldados al notar como el último general de la tropa japonesa era asesinado a sangre fría lograron cantar victoria con un fuerte grito que le daba la bienvenida a la paz y esperanza hacía el reino dinástico.

—¡General Kim! ¡Hemos vencido a las tropas enemigas!— Mencionó un joven muchacho mientras corría entusiasmado a través del campamento, buscando al nombrado.

Mientras buscaba a aquel hombre y preguntaba por su paradero, nadie le daba alguna respuesta sobre dónde podría estar. En ese momento el soldado Park, al no verlo por ninguna parte, no pudo evitar pensar lo peor.

El sol ya se estaba ocultando, y después de un par de horas, mostraba una tenue y cálida luz anunciando su pronta desaparición. Fue entonces cuando por fin pudo ver llegar al general acompañado de algunos pocos soldados malheridos a unos pasos cerca de él.

Park a lo lejos sabía que algo andaba mal.

Al verlos, pudo notar como sus rostros demostraban dolor, como si de perder la batalla se hubiera tratado. Jimin no entendía que pasaba, no habían perdido. Pero en realidad, no sabía que sucedió algo peor que eso. Y Jimin lo notó cuando vió al general cargar en sus brazos un cuerpo cubierto en mantas, mientras este solo derramaba lágrimas sin cesar y sus ojos, reflejaban desesperación.

Era la primera vez que el general lloraba frente a él.

Y sin dudarlo ni un segundo, se acercó.

—Tae-...— Cortó, dándose cuenta de que lo mejor no era llamarlo por su nombre con tantos soldados alrededor. —¡General Kim, hemos vencido a las tropas del Sur! ¡Hemos ganado general!— Y mientras Jimin seguía hablando de la victoria, no dejo de notar como Taehyung tenía la mirada perdida, como si estuviera sin vida. —¿G-General, se encuentra bien?...— Preguntó. —Por cierto, ¿Dónde e-está el oficial Jeon?

Tal vez en un momento de desesperación, Jimin creía que su presentimiento le jugaba una mala pasada. Pero pudo notar por el cielo carmesí que era testigo de lo sucedido como el general Kim sintió un dolor indescriptible al nombrar al oficial.

Nadie hablaba. Los soldados al escuchar la pregunta de Park, pusieron su dura y fría mirada hacía el cuerpo que yacía en los brazos de aquel hombre que tenía la mirada y el corazón destrozado. Tal vez, muy en el fondo Jimin sabía lo que pasaba, pero se negó a creer lo que su subconsciente le decía hasta que Taehyung le dijera por su propia boca donde es que se encontraba su mejor amigo y hermano.

Pero sin poder esperar un poco más a que Taehyung le pudiera dar una respuesta, Jimin tomó las mantas que cubrían aquel cuerpo y observó aquellos ojos sin vida, aquellos ojos que alguna vez el propio Jimin dijo que eran los más hermosos de todo el reino.

Su hermano, su mejor amigo, yacía muerto en los brazos de aquel hombre que juró dar su vida por su hermano.

—¡MALDITO BASTARDO!— gritó, mientras incontrolables lágrimas caían por su rostro y lo empujaba —¡JURASTE PROTEGERLO! ¡DIJISTE QUE LO PROTEGERÍAS CON TU VIDA KIM TAEHYUNG!

Mientras Jimin golpeaba el pecho del contrario, sentía sus piernas flaquear y finalmente cayó al suelo de rodillas, con el corazón hecho pedazos. ¿De que servía ganar la guerra, cuando había perdido algo más preciado que eso?

—Te confíe a quien más amaba, y ahora está muerto...— Sollozó mientras retrocedía de rodillas lentamente —...¿Qué haré sin él ahora Taehyung?— El mayor solo quería pensar que todo era un sueño, una pesadilla. De la que quería despertar rápidamente, para poder buscar a su hermano y decirle cuanto lo amaba. —¡Lo prometiste maldita sea!

Guardián Del Alma | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora