Dinastía Joseon, Año 1598
La guerra finalmente había terminado. Indudablemente todo el pueblo celebraba y el regreso del general era ansiado por muchos.
Pero nadie esperaba que el general Kim Taehyung trajera en sus brazos el cuerpo de la persona qu...
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Había recuerdos que Hoseok prefirió enterrar en el fondo de su corazón.
Aquellos momentos que eran hermosos, pero lo suficientemente dolorosos para no permanecer en su viva memoria.
Algunos, eran más hermosos que otros. Otros, eran tan dolorosos que, de tan solo al tratar de recobrarlos, su corazón dolía a grados indescriptibles. Pensó que tal vez era un hecho que tuvo que aceptar y resignarse a tener al ser un Dios castigado a vivir como humano por la eternidad.
Aunque... Existían 3 momentos que nunca pudo borrar.
—F-finalmente... Estás aquí.—susurró.
Era extraño. Aún si el pelinegro se encontraba inconsciente sobre el mullido sofá, Hoseok sentía nostalgia al tomar su mano. Una sensación muy extraña, pero a la vez familiar.
Desde su primer día de vida hasta su primer día en la secundaria. Fue Hoseok quien estuvo siempre vigilándolo desde las sombras. Aún si él no lo conocía, Hoseok sabía perfectamente quien era la persona que estaba frente a él.
Era Jungkook. Era él quien estaba frente suyo. Quien estaba muriendo lentamente.
Fue entonces cuando comenzó.
El pulso de Jungkook empezó a decaer más rápido con el pasar del tiempo y Hoseok podía sentir como todo dentro de él comenzaba a destruirse.
—Tal vez no sepas quien soy. Tal vez, ni siquiera me estés escuchando. Pero necesito que te quedes aquí.—comenzó a acariciar su rostro lo más delicado posible. Sus manos no paraban de temblar.—T-te salvare ¿Bien? Así que necesito que te quedes estas vez conmigo Jungkookie...
Hoseok se puso a un lado de Jungkook y comenzó a recitar el hechizo de curación que alguna vez su padre le enseñó. No quería dejarlo morir, no cuando tenía la oportunidad de enmendarse a si mismo. Su cuerpo temblaba, pero trató de calmarse a sí mismo y respirar hondo para evitar errores al comenzar a recitar.
—"En el nombre del Dios creador y en mi nombre, siendo su hijo. Quien una noche oscura, la convirtió en un cielo estrellado. Quien fue todopoderoso convirtiendo el alma en el remedio humano. Confieso la verdad absoluta llena de virtud y misericordia ante el castigo de mis pecados que pago por la eternidad.—Lentamente Hoseok podía notar como una pequeña luz desprendía del pecho de Jungkook. Estaba funcionando.—Suplico y ruego por el divino poder que alguna vez fue digno y se me entrego, que libres de la muerte y cierres toda herida dentro de este humilde ser. Por favor... Permite que pueda cumplir su destino hasta el final y sana su herida a cambio de mi dolor y pecado".
La luz que desprendía de su pecho era minúscula al inicio, pero conforme terminó de recitar el hechizo, se transformó en un destello tan fuerte que por un instante no pudo evitar cerrar los ojos. Hoseok trató de abrir los ojos nuevamente para verificar su había tenido éxito, pero no se esperó lo que estaba delante de él.
