propuesta.

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Tres días habían pasado desde que Izuku volvió con su familia, muchas cosas habían cambiado desde la última vez, se sentía tan fuera de lugar en una familia que le resultaba difícil mantener una conversación que no fuera diplomacia, caza o investigaciones.

También el andar en público se había vuelto un fastidio en todo sentido, varias veces lo confundían con un héroe por su extravagante vestimenta, no solo eso sino también sentía la mirada y escuchaba los murmullos nada santo de las mujeres.

Izuku: -"diablos señorita"- fue lo que pensó el pecoso al oír a una chica peliverde y rasgos de reptil con uniforme de la UA.

Definitivamente las mujeres niponas eran más descaradas y sin reparó que las Yharnamitas, prefería la sutileza de las mujeres victorianas a lo directo de las mujeres actuales.

En los últimos tres días se había dedicado a dar testimonio y cerrar el caso del ataúd pudiendo discreción para que el proceso no sea público.

El encuentro con el detective de nombre Naomasa fue algo tenso, le hizo preguntas de toda índole y él contesto a veces con la verdad y otras a medias.

Su antigua investigación con All might le hizo buscar información personal del héroe incluyendo amistades, por eso sabía del don de Naomasa ideal para el interrogatorio.

También se puso al día con sus estudios, si eso significaba terminar la secundaria y preparatoria en tiempo récord. No hubo complicaciones y pidió amablemente (amenazó) a los encargados que tampoco dijera nada de ello.

En sus manos tenía un pequeño maletín con sus certificados así como diplomas de secundaria y preparatoria.

Su estómago gruño aclamando algo para comer, fue al restaurante más cercano... El problema es que era un restaurante de cinco estrellas.

No tenía el suficiente dinero para comer ahí, pero el delicioso olor así como la delicada fragancia del vino y la comida hizo que se le ocurriera un plan.

Regreso al sueño del cazador y fundió todo los sacos de monedas de oro para volverlos lingotes de oro puro obteniendo un total de treinta talentos. Años acumulando monedas lo volvieron indirectamente en alguien millonario.

Volvió a Japón y se dirigió al banco para hacer todo el proceso de cambio y las tarjetas de débito, hasta cierto punto un error pues se llevó toda la tarde en en ello.

Cuando salió del lugar la noche ya había caído, suspiro del agotamiento mental y la migraña del momento, pero al menos tenía más de once millones de dólares en su cuenta.

Alegre por nueva adquisición le aviso a sus padres que no iba a volver hasta el día siguiente. Sus padres sabían lo que el hacía y sin embargo no lo rechazaron al contrario lo aceptaron tal y como era.

Regreso al restaurante y pidió una mesa, al entrar el lugar gritaba aristocracia por todas partes, daba gracias que tenía puesto un traje de noble de cainhurst (cortesía de annalise).

Un lugar elegantemente ostentoso que le recordaba a sus encuentros con los nobles sangrevils, incluso las mismas etiquetas de comportamiento a la hora de comer.

El lugar estaba casi vacío por lo que el ambiente era perfecto para relajarse, cosa que no duró mucho cuando entró una familia azabache, todos en Japón los reconocerían enseguida, la familia Yaoyorozu una de las más influyente y poderosa de Japón.

Se sentaron en la mesa de al lado y pidieron los platillos de entrada primero, el padre pidió un vino tinto mientras que la madre prefirió más uno rosa y la hija un té verde.

Se sentía un poco extraño de que en su copa había sangre fermentada que tenía el mismo efecto que el vino, pero las costumbres no se pierden. El padre lo volteo a ver al sentir la su mirada indirecta.

un bătrân Vânător printre eroi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora