Sanguis Peccator: Libido Sacralis

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La noche seguía con su curso, lentamente las horas se volvieron pesadas y sofocante, para la ciudad que acababa de sufrir uno de las redadas anti traficantes más sangrienta desde hace mucho tiempo.

El sacerdote principal de la iglesia de musutafu se encontraba en la casa de dios esperando a que pasara la larga noche en la pesada ciudad.

Distraído por indagar en sus pensamientos, dio un pequeño brinco al escuchar el retumbar del eco de unos pasos, al voltear su vista sólo pudo ver como un hombre bastante alto entraba en el confesionario.

No era extraño que alguien de apariencia extravagante fuera un creyente, lo extraño fue las altas horas de la noche, aunque también habían trabajos nocturnos.

Dejó lo que estaba haciendo para entrar en la otra puerta del confesionario y se persino esperando las palabras del que estaba del otro lado de la ventanilla de madera.

¿?: -Deum Patrem, audite me, obsecro, ad me peccatum (dios Padre, le suplico que me escuche pues e pecado)- hablo aquel sujeto con voz suave y calmada.

El sacerdote no pudo evitar sorprenderse, que alguien en Japón hable el latín de una manera tan fluida no era normal, usualmente era por que la persona tenia una profesion en la iglesia, aun así tenía que seguir el mandato de Dios y escuchar los pecados confesados por aquel hombre extraño.

Sacerdote: -Dico fili mi, dic mihi, quid est quod animam tuam excrucior (habla hijo mío, dime que es lo que atormenta tu alma)- pregunto el sacerdote ante la confecion del hombre al lado suyo.

un pequeño silencio se hizo presente, el suspero pesado del confesado solo decia lo pesada que era, el craqueteo de las uñas se hizo presente como si estuviera ansioso o nervioso por algo.

¿?: -... Ego sum fateor Deum Patrem tempted in vita mea ... Atque ego mihi, succedens ... (Dios Padre... Confieso que e tentado contra mi propia vida... Y lo logre...)- el tono solemne de su voz se volvió cada vez más apagado con cada palabra que pronunciaba.

-Ego enim fateor, quod sum causa inventa res est quae non sit mortalis sciunt, et male ne me hinc ad frugem bonam facilius (confieso que por ello descubrí cosas que ningún mortal debería saber, y que mi curiosidad enferma me alegó del camino del bien)- el tono terminó de volverse oscuro y el craqueteo ceso.

El sacerdote claramente estapa sorprendido de aquella confesión, se podía sentir lo pesada que era cada palabra, pero la inquietud de que no había ninguna pizca de arrepentimiento lo perturbada.

Sacerdote: -Fili mi, ne solliciti quia contristati estis ad Deum Patrem propter peccata: et exaudita sunt verba tua: et congregabo vos in aeternam suam bonitatem est in regno caelo (hijo mío, no te preocupes pues arrepentido estas de tus pecados y Dios Padre te a escuchado y te recogerá en su eterna bondad en el reino de los cie-)- un nudo se había formado en la garganta del sacerdote.

Por más que intentaba terminar la frase no podía, era como si le apretaran el cuello para que no lo dijese, el terror de estar atrapado con diez tigres era poco a comparación del que estaba sintiendo ahora.

Volteo a ver a la ventanilla de madera donde estaba aquel sujeto, y dejó todo el terror salir al ver como dos puntos brillantes de color ámbar lo observaban detrás de los orificios.

¿?: -Non videtur esse possibile est sacerdos ... (no creo que eso sea posible sacerdote...)- dijo para atravesar la ventanilla con su brazo y sujetar al pobre hombre de la boca.

-negavit est regnum caelorum ... et me olim in regno diaboli non vis formidinis de me (el reino de los cielos se me fue negado desde hacé mucho tiempo... Y el diablo tampoco me quiso en su reino por temor a mi)- apretó su agarre casi rompiendo el mentón del sacerdote.

un bătrân Vânător printre eroi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora