Pădurea vânătorilor.

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Gehrman: -Dragă, dragă. Ce-a fost asta? Vânătoarea? Sangele? Sau visul oribil? Oh, nu contează... Întotdeauna depinde de ajutorul Vânătorului să curețe după astfel de mizerie. În seara asta, Gehrman se alătură vânătorii... (Querido, oh querido. ¿Qué era? ¿La caza? ¿La sangre? ¿O el horrible sueño? Oh, no importa... Siempre le corresponde al ayudante del Cazador limpiar después de este tipo de desastres. Esta noche, Gehrman se une a la caza...)- la decepción en su rostro solo era comprable con su sed de sangre.

En lo más bajo de la colina, el joven peliverde lo miraba con cansancio y tristeza, su cabello verde y enmarañado cubría parcialmente su rostro.

Con determinación tomo la sagrada espada luz de luna, una lágrima sangrienta se deslizó por su mejilla izquierda al mismo tiempo que fijaba su vista hacia su mentor.

Izuku: -Cât timp repetăm asta? (¿Cuánto tiempo vamos a repetir esto?)- pregunto cansado mientras se acercaba a su mentor.

El anciano únicamente rio melancólico, una sonrisa triste apareció en su rostro, negó con la cabeza y miro con tristeza a su mejor discípulo.

Gehrman: -Nu știu... cred că, până nu-ți accepți adevărata moarte... (no lo sé... Supongo, que hasta que aceptes tu verdadera muerte...)- respondió mientras se abalanzaba y daba el primer corte, siendo esquivado con maestría por el peliverde.

Izuku: -Asta ar însemna să te lași să suferi în continuare acest coșmar... (eso significaría dejar que sigas sufriendo está pesadilla...)- argumento, disparando su Evelin alejando al viejo cazador.

Gehrman: -Mi-am acceptat soarta cu mult timp în urmă... Nu te voi lăsa să suferi la fel, copilul meu... (acepte mi destino hace mucho tiempo... No dejaré que sufras lo mismo, mi niño...)- volvió a la carga, atacando con frenetismo asesino.

El combate era frenético, una danza melancólica y mortal, dónde en medio de un campo de flores, dos cazadores trataban de matarse para salvar al otro.

En un movimiento en falso del viejo cazador, el joven pecoso detuvo su ataque con un disparo potenciado con ceniza de tuétano, hundiendo sus dedos en la boca de su estómago y tomando su corazón.

Izuku: -Este de datoria mea să te salvez... jur că într-o zi voi... (es mi deber salvarte... Juro que algún día lo are...)- tiro con fuerza el órgano, arrancando lo en una lluvia de sangre, sangre de su mentor.

El anciano lo tomo de su mano y sonrió.

Gehrman: -Știu că vei... Într-o zi... Noaptea a fost lungă... (se que lo harás... Algún día... La noche ha sido larga...)- desapareció entre neblina, dejando solo al joven cazador.

Y la escucho, el regido de aquella bestia, aquella que creía que era su prisionero sin saber que era también prisionera de un ente mayor.

Su entrecejo se estrecho al mismo tiempo que su piel se agrietaba, mostrando pequeñas escamas de un verde casi negro. Aparto la mano de la presencia lunar,sin dejar que lo tome en sus manos, corto nuevamente la mano de la criatura cósmica.

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Despertó nuevamente, el olor a madera podrida y húmeda, la sangre acre y la putrefacción de los cadáveres, inundaron nuevamente sus fosas nasales. Sabia donde se encontraba, una vez más estaba en la clínica de Iosefka.

Se sentó en la deplorable camilla improvisada, miro sus manos, su piel volvía para ocultar aquella apariencia extraña, llevando sus manos a su rostro, tapo sus ojos mientras se encorvaba.

un bătrân Vânător printre eroi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora