Capítulo 6

1 0 0
                                    

Cuando desperté, Eli aún seguía entre mis brazos. La luz rozaba con dulzura sus rasgos y me permitía observar su relajación. Recordaba haberla visto dormir en los brazos de algún otro novio ya que habían dejado la puerta abierta y jamás tenía la misma paz que experimentaba al estar conmigo. Eso siempre me había hecho sentir especial, porque nadie iba a poder darle algo que yo sí.

Me pregunté una vez más qué podía haber estado atormentándola, pero cuando miré la hora en el reloj, me di cuenta que no podía quedarme mucho más tiempo en la cama. Había quedado con Sue para nuestra cita por la mañana ya que ella tenía muchas cosas que hacer esa tarde, por lo que intenté salir de la cama sin despertar a Eli.

Una vez en la ducha, busqué un lugar en mi cabeza, pero lo único que se me ocurría era ofrecerle un desayuno diferente haciendo un picnic en Central Park pese a que era probable que ya lo hubiese hecho en alguna ocasión. Tenía entonces poco tiempo porque debía ponerme a cocinar o comprar todo fuera. La segunda opción era la más cómoda, pero también la más cutre, a mi juicio, si todo estaba comprado no iba a ver ninguna clase de esfuerzo en mí, así que decidí negarme a ello, me pondría a hacer cosas como un descosido en cuanto terminase de desaparecer el jabón de encima de mis ojos.

El olor del café recién hecho invadió mis fosas nasales y vi a una Eli despeinada con una camiseta larga que cubría lo justo y necesario de sí misma.

—Hola, casanova —dijo antes de llenar un termo de café.

—¿Qué haces?

—Ayudarte con el picnic en Central Park. ¿O me equivoco? —preguntó con un ojo medio cerrado aún por el sueño.

—Pero cómo...

—Porque siempre dijiste que si tenías alguna cita por la mañana sería en Central Park, un desayuno, un picnic... ¿Ves que escucho?

Me sorprendió demasiado que se acordase de algo así, pero ella leyendo fácilmente mi expresión como si se tratase de un libro abierto, rodó los ojos poniendo la tapa al termo.

—Siempre me pareció una cursilería, por eso me acordé. Y ahora vístete o voy a terminar viéndote el Sparky —dijo señalando mi toalla, por lo que no seguí con la conversación, solo hice lo que ella me dijo.

Terminé y Eli estaba más despierta aunque igual de vestida. Estaba poniendo algo sobre pan de molde por si queríamos sándwiches ya que sabía que era más de salado que de dulce por las mañanas.

—Los cruasanes los tienes que comprar. Mis dotes culinarias no dan para tanto —explicó antes de frotarse un ojo con el dorso de la mano.

Había una cesta sobre la encimera, una cesta de picnic que sabía que se había comprado ella tiempo atrás cuando su último novio, Chuck, había querido ir hacer picnics, pero finalmente su relación había durado tan poco que la cesta se había quedado sin estrenar, hasta tal punto que tenía el precio aún colgando. Yo se lo quité en cuanto me di cuenta y me puse manos a la obra.

En cuanto terminamos, Eli se despidió y metiéndose en su habitación, volvió a dormirse, seguro. Por las mañanas si no había dormido lo bastante estaba poco habladora, como si no tuviese ninguna clase de energía. Pero yo no tenía tiempo para ponerme a remolonear. No quería llegar tarde pese a que mi cita viviese en la casa de enfrente.

Llamé al timbre a la hora acordada y Sue salió del interior con una sonrisa en los labios y un precioso vestido floral que iba a casar a la perfección con el lugar al que íbamos.

—¿Has desayunado? —pregunté tras el saludo inicial.

—No, aún no. Solo me tomé un café.

The good boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora