Capítulo 19

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La luz del día acarició con lentitud su piel del mismo modo que hubiese deseado ser yo quien la siguiente rozando como habría hecho sus ojos no me estuviesen mirando de ese modo. Eli parecía no saber reaccionar bien, pero lo único que yo podía desear era besar sus labios una vez más, apretarla contra mi cuerpo y marcharme lejos hasta que nadie pudiese encontrarnos.

—No lo digas —susurró antes de negar con los ojos llenos de lágrimas como si supiese mis intenciones, rompiendo finalmente esa burbuja.

—Eli...

—No, no lo digas. Te dije que no lo digas —suplicó poniendo su mano encima de mi boca para que no pudiese pronunciar lo único que ansiaba decir en ese momento—. Esto no debió haber pasado. Esto no existió. Esto fue producto del alcohol. ¿Me oyes? Solo eso. Nada más.

Quité su mano de mi boca y dispuesto a protestar, ella decidió alejarse de mí y levantarse buscando algo de ropa con la que cubrirse.

—¿Cómo puedes decir eso?

—Porque es lo que debes meterte en la cabeza, Jeff. Quédate con la excusa que quieras. No me importa, pero úsala para el resto de tus días.

—¡No! —grité levantándome del suelo observando como ella se estaba poniendo el vestido—. Te quiero, Eli.

Sus ojos volvieron a fijarse en los míos y la alegría dio paso al pánico.

—Te vas a casar hoy.

—No pienso hacerlo. No pienso casarme.

Ella negó antes de secarse las lágrimas.

—No. No digas eso. Es lo que siempre has soñado, lo que llevas queriendo desde que eras un niño porque estás enamorado de tu prometida. ¡Esa es la verdad! —replicó visiblemente alterada.

—No es cierto. Te quiero a ti —Su cabezonería estaba logrando que empezase a gritar también a alterarme intentando hacerle entender que estaba dejándose llevar por un hilo de pensamientos que no tenían nada que ver con la realidad.

—Llevo toda mi vida escuchándote hablar de que esto que estás a punto de vivir es todo lo que deseabas. ¡No llevo escuchando más de quince años tus palabras de amor por Sue para que ahora las tires por la borda! —Se inclinó a coger sus zapatos y me señaló con uno de sus dedos al incorporarse—. Solo estás confundido. Dicen que cuando se da un paso tan importante es lo que realmente pasa. Te confundes, te asustas y buscas fastidiarlo todo. Y esta es la forma que has encontrado.

No podía creer lo que me estaba diciendo. Hacía tan solo unas horas había estado sintiendo lo mismo que yo, habíamos entregado todo en ese momento y ahora me contaba esas cosas.

—¿Eso es lo que piensas realmente? ¿Crees que solo eres un polvo cualquiera para cagarla antes de mi matrimonio?

—Sí —musitó con un hilo de voz.

Sabía que mentía, debía estar mintiendo.

—No te creo.

—No me importa lo que creas —explicó antes de caminar hacia la puerta.

Fui detrás de ella y la obligué a parar, apoyando su espalda contra la puerta mientras intentaba encontrar algo que aún me hiciese agarrarme a ella, a eso que tanto deseaba. No se daba cuenta que había estado ansiando este instante, probar sus labios, desde hacía más tiempo del que yo mismo me había permitido darme cuenta. Si tan solo lo hubiese pensado bien cuando sentí ese deseo la primera vez todo hubiese sido más sencillo.

—Eli, por favor...

—No, Jeff. Por favor, tú. No... no hagas esto. No arruines tu felicidad por una noche...

The good boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora