Estaba nervioso. Desde hacia mucho tiempo no salía con Eli y ahora había quedado para hacer algo que, probablemente no era del agrado de ninguno de los dos, pero que era lo único que se me había ocurrido para que Joey tampoco sospechase nada raro. Nos había asegurado que nos cubriría si Sue intentaba encontrarme de alguna manera, si le hubiese dicho que mi verdadera intención era estar con su novia, seguramente se lo hubiese pensado dos veces.
—¿Qué tal te trata la vida en pareja? —pregunté mientras caminábamos por una de las calles en las que me había asegurado de saber que existía una joyería.
—Bien, aunque es extraño. Hacía tiempo que no tenía novio y bueno...
—Mientras seas feliz.
—Sí, eso es lo que debe tenerse en cuenta, ¿no?
Iba a decirle algo más, pero terminé abriendo la puerta del local para que así pudiese pasar. Eli comenzó a mirar hacia todas partes.
—Me gustaría ver anillos de pedida —expliqué al hombre que estaba extraordinariamente bien vestido, me sorprendía que tuviese que estar de traje al otro lado de un mostrador, pero nunca había entrado antes a una joyería, así que tampoco sabía si se salía de lo usual.
—Ahora mismo, señor.
Aquel hombre se fue a buscar los anillos a una vitrina mientras que mi mirada se posaba nuevamente en Eli. Había muchas cosas que quería decirle, pero una gran parte de ellas no podían escapar de mis labios. Era consciente de eso por mucho que me doliese. Me preguntaba si mantendría todo aquello, si comprarle el anillo a Sue era lo que debía hacer. Suponía que mientras ella fuese feliz con Joey no tenía muchas oportunidades de cambiar nada. Tampoco sabía si quería hacerlo porque si ya había roto todo en dos ocasiones, debía concentrarme ahora mismo tan solo en recuperar lo que habíamos tenido como amigos. Poder verla más a menudo.
—Me enteré del pacto que hiciste con Sue.
Eli apoyó sus dedos temblorosos en sobre el cristal del mostrador. Después, cerró las manos en puños. Se quedó en silencio y cuando finalmente nuestras miradas se cruzaron, distinguí que ella no sabía qué decir.
—Pensé lo peor durante unos días, ¿sabes? Sobre todo después de que te vi en ese parque y ni tan siquiera pudimos decirnos una mísera palabra. Días después, descubrí que no podía haberte querido más de lo que te quise en ese momento. Te sacrificaste por mí. Lo hiciste porque yo ya lo había hecho por los dos antes, pero... te sacrificaste y dejaste de tener la puerta abierta para mí —musité antes de tragar con algo de dificultad.
—La puerta no ha dejado de estar nunca abierta para ti.
Fuimos interrumpidos por el dependiente que nos mostró varios anillos, pero lo único en lo que yo podía pensar en ese momento era en esas palabras. ¿Qué significaban? No lograba entenderlo. Quizá que siempre me había considerado su amigo aunque la hubiese fallado tantas veces y eso me hacía saber que no la merecía y que jamás lo haría.
—Este es bonito —dijo rompiendo el silencio que había sobre nosotros señalándome un estilo de anillo algo recargado—. Seguro que es de los que le gustan a Sue.
Sin embargo, cuando vi todos, pensé que no era ese anillo el que yo quería comprar sino otro diferente, un anillo sencillo, que no destacaba sobre la mayoría. Lo cogí de encima de la mesa y sacándolo de su caja, tomé la mano de Eli para deslizarlo por su dedo anular con lentitud, rozando con las yemas de mis dedos sus falanges igual que si estuviese rozando la zona más íntima de su ser, cruzando todas las barreras del mundo.
—Este sería tu anillo.
La miré a los ojos y vi su incomprensión junto a esa puerta abierta en la que me estaba esperando. ¿Por qué nunca entendí que esa era la verdadera razón? Ella había estado esperando demasiado tiempo, tanto que se había cansado de esperar. Se quitó el anillo tras sonreír un poco y dejó un beso en mi frente.
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The good boy
RomanceEn todas las historias hay un chico bueno. Jeff tiene ese papel en su propia historia. Enamorado de toda la vida de la chica de enfrente, Sue, jamás ha podido pronunciar una sola palabra ni ha podido saludarla. Necesitaría un milagro que ni la impar...