Capítulo 9

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 —¿Empezó a sentir cosas por su mejor amiga? —preguntó la señora negando de forma que parecía que estaba regañándome—. ¿Eso lo sabe su mujer?

Reí terminando por asentir mientras que relamía mis labios.

—Mi mujer conoce toda historia. Le conté toda la verdad antes de casarnos.

—Vaya... supongo que Sue debe ser una mujer muy fuerte ya que no sé si yo tendría las mismas ganas de enfrentarme día sí y día también a la idea de que...

—Discúlpeme, pero ¿le importa que continúe? —pedí sobre el sonido de los camareros que iban de un lado al otro.

—Por supuesto, deseo saber el final feliz...

Es misma noche nos fuimos los tres a celebrarlo. Eli se había puesto un vestido explosivo mientras que mi novia, Sue, tenía algo más recatado. Siempre había ido con Eli de fiesta cuando esas ganas habían entrado así que sabía bien la clase de vestidos que llevaba, pero lo que no esperaba es que le horrorizase tanto a Sue. Pudo leerse en su expresión que la noche había empezado con mal pie. ¿Qué importaba lo que llevase? Después supe porqué le había enfadado tanto.

—¿Listos para beber hasta reventar? —preguntó Eli con una sonrisa antes de saludar con un brazo cariñoso a Sue.

—Yo con una copita tendría suficiente —respondió Sue de modo tajante y con el mentón levantado.

Eli me dedicó una mirada y salió de allí antes que nosotros. Abrí las puertas del vehículo y Eli le cedió el puesto que siempre tenía en el lugar del copiloto, algo que yo le agradecí en secreto. Se sentó detrás y miró todo el tiempo por la ventanilla. Me sorprendía que estuviese tan poco parlanchina cuando esa era su noche, pero Sue había tomado la palabra contándome cosas que tan solo tenían que ver con nosotros.

—Me han llamado mis padres esta tarde y quieren conocerte. Les he dicho que iríamos. ¿Te parece demasiado pronto? —preguntó mirándome.

Los padres. No había pensado en ese paso, pero imaginaba que debía darlo en algún momento. ¿Cómo no hacerlo cuando alguien iba en serio con su pareja? Si no fuesen importantes para ella o si no formasen parte de su vida, comprendería que fuese así, pero sabía que Sue seguía muy pegada a su madre, principalmente, porque se llamaban todos los días; algo que no nos ocurría a Eli o a mí.

—No, claro... Está bien. Iremos a verles.

—Genial. Cuando todo esté hablado te diré algo, ¿vale?

—Sí, por supuesto —asentí mirando de reojo a Eli por el retrovisor.

La tristeza que había en sus rasgos era evidente. ¿Cómo podía ser Sue tan desconsiderada? Ese era su momento y se ponía a hablar de cosas de pareja. Quizá era yo quien no estaba llevando bien todo eso.

—Hablando de padres, ¿le has contado a los tuyos que te publican? —pregunté a Eli y ella me prestó atención con una sonrisa en los labios tan radiante como siempre.

—Sí. Están encantados aunque creo que lo han fingido un poco. Como si para ellos escribir no fuese nada demasiado importante...

—Bueno, debes comprender que hay muchísimas personas que escriben novelas y solo unas pocas las que se hacen famosas. Es entendible el punto de vista de tus padres, ¿no? La fama es efímera y... —Sue solo paró cuando se dio cuenta de mi expresión—. Osea, no digo que no sea maravilloso, que lo es, pero...

—Ha quedado muy clara tu postura. Gracias.

—Eli...

—Solo es una opinión —explicó Sue como si estuviese intentando disculparse, pero conocía bien a mi amiga y algo así no iba a ser suficiente.

The good boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora