Capítulo 21

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Al día siguiente, Joey se alegró mucho de verme. Me abrazó como lo haría un compañero, un amigo, un hermano. Me felicitó de nuevo y cuando me terminé de poner el mono me estaba esperando.

—¿Todo bien en el viaje?

—De maravilla —mentí antes de darle una pequeña palmada en la espalda sintiéndome miserable por odiarle y por tener que estar interpretando un papel que no sentía—. ¿Y todo por aquí?

—De maravilla. Me dijo Eli que fuiste a verla.

—Sí. Pensé que ya que no iba a venir a trabajar, no haría nada malo si la iba a visitar.

—¡Oh, no! Ella estaba preocupada por vosotros, esperaba que no hubiese ocurrido nada en el avión y eso. Me alegra que fueses a verla. Además, tengo algunas cosas que contarte —explicó visiblemente nervioso y me dio la mejor de sus sonrisas—. Sé que Eli te contó lo del trabajo y eso, así que no entraré en detalles que ya te haya dicho, pero me gustaría que, en cuanto todo sea oficial, seas tú el jefe de taller.

Se me cayó la llave inglesa de las manos justo le miré. Me incliné para cogerla sintiéndome aún más miserable que de costumbre. Su sonrisa era genuina y supe que, efectivamente, él me consideraba un amigo, algo que no tenía nada que ver con la forma que yo tenía de mirarle, de querer que su vida quisiese cursando con alegría. Le detestaba por tener a Eli, pero también sabía que era un reflejo del mismo odio que me tenía a mí mismo. No podía evitar mis celos y ahora, tenía que aprender a gestionarlos de otro modo.

—Yo...

—No hace falta que me contestes ahora. Piénsatelo, ¿vale? Eres el único que veo con posibilidades y el jefe actual está más en otro planeta que en otra cosa.

—Sparky de jefe de taller —intenté bromear logrando que él se riese.

—Te lo tendrías bien merecido. Eres el mejor trabajador de este sitio.

—Gracias. Prometo que me lo pensaré —aseguré mirando alternativamente su rostro iluminado por la alegría y la llave inglesa que había dejado de estar limpia, sino que tenía una película de grasa propia del uso—. Y me has dicho que querías contarme más.

—Sí, pero eso ya es de índole personal.

—¿Ah sí? ¿Y de qué se trata? —Comencé a apretar una tuerca que había visto demasiado suelta desde que había puesto mis ojos en ella—. ¿Secretos para ser mejor en la cama o algo?

Se carcajeó.

—No, creo que esa parte la tengo controlada. Es otra cosa... —Supe lo que iba a decir porque las sospechas de Eli estaban a punto de confirmarse para mí—. Desde tu boda, he pensado que no existe nada más bonito que celebrar el amor que se tiene por alguien delante de un montón de gente. Sé que... sé que Eli es la mujer de mi vida. Lo sé. Lo supe desde el momento que la vi cuando fui a verte a vuestra cosa cuando rompiste con Sue. Aquella noche que os reconciliasteis, fue el principio de lo mejor que me ha pasado en esta vida, Sparky y aunque sé que, para otros, puede ser demasiado pronto, estoy más que preparado para pedírselo.

Asentí un par de veces.

—Me gustaría que... bueno, me dijeses qué hiciste tú y qué dijiste en ese momento. Además, me gustaría que vieses el anillo que he encontrado para ella. He pedido que me lo guarden, porque lo pagaré en cuanto lo veas —explicó antes de mirarme con la ilusión que podría tener todo un niño pequeño. De hecho, se le notaba nervioso y emocionado en límites que solo podría experimentar alguien con la pureza de un infante, así que miré mi alianza recordándome que yo jamás pasé por esas emociones cuando fue mi turno—. ¿Te molesta hablar del tema?

The good boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora