Un año después de ese momento, todo había cambiado muchísimo. Yo había conocido a los padres de Sue, había seguido con ella y Eli había tenido que moverse más. Habíamos decidido que la situación era insostenible y me había ido a vivir con Sue para avanzar en mi relación. Eli jamás me lo recriminó, solo me dijo que cuando lo necesitase que fuese a verla, pero con el paso de los meses, había sido imposible y mi relación con mi mejor amiga había terminado siendo igual que la que había mantenido con Sue durante muchos años. Nos veíamos tan solo cuando coincidíamos al salir de casa.
En esa ocasión, también había sido así. Vestida con un vestido azul eléctrico, me había regalado una sonrisa que pronto se había esfumado cuando Sue había decidido darme un beso para alegrarme la mañana. Ni tan siquiera la miraba. Pasaba el tiempo levantando el mentón y tratándola como si fuese una pegatina. Eli no se sentía mal por eso, podía sobrellevarlo, pero imaginaba que era mucho más difícil que nuestra relación se hubiese reducido tanto.
—¿Cómo estás?
—Bien. La verdad es que estoy muy bien. Las ventas están funcionando y pronto voy a publicar mi segunda novela —explicó antes de agarrar su bolso con sus dos manos—. ¿Y tú y Sue?
—Bien, nos va de maravilla.
—Me alegro, de verdad. Tengo que irme —dijo antes de marcharse casi a la carrera.
—Te echo de menos —susurré al rellano vacío antes de obligarme a bajar las escaleras porque mi puesto de trabajo me seguía esperando.
—Sparky, te presento a Joey —dijo mi jefe en cuanto me vio llegar—. Es el nuevo mecánico, así que te le pongo como aprendiz hasta que se haga con todo el funcionamiento de este sitio. ¿Crees que podrás?
—¿Sparky? —preguntó Joey que se irguió hasta su metro noventa de estatura haciéndome sentir aún más bajo que de costumbre.
—Es mi apodo por aquí. Todos me conocen así. Me llamo Jeff —expliqué ofreciéndole mi mano y apretándola con fuerza como había aprendido a hacer, sin demasiada para no herir, pero siempre firme y contundente—. ¿Te has escapado de un equipo de baloncesto, Joey?
Rio y negó varias veces.
—Para nada. Me he mudado de ciudad para estar más cerca de una chica —explicó sonriendo como todo un enamorado.
—Así que estamos hablando de amor con mayúsculas, ¿no?
—Creo que sí. No somos nada serio aún, pero al mudarme aquí quizá consiga que sí. Siempre hemos dicho que por la distancia no podía ser y... bueno...
—Saltaste a la piscina. Te deseo todo lo mejor —aseguré con una gran sonrisa.
—La verdad es que soy nuevo en todo esto. Sé mucho de mecánica, pero digamos que soy un poco enchufado. Mi padre me metió al ser uno de los socios mayoritarios del taller —explicó con algo de vergüenza por tener que confesar su verdadera situación.
—Vale, así que eres un aprendiz en toda regla, ¿no? —pregunté de forma retórica—. Pues entonces hay mucho que entender y tenemos que empezar cuanto antes. Espero que tengas la suficiente paciencia como para no darte por vencido a la primera.
—¡En absoluto! Haré lo que me digas.
Su entusiasmo logró ganarme desde el primer momento, así que creé pronto un equipo con él. Ese cambio lograría que también fuesen algo diferentes mis días en el taller y lo agradecía. Tenía que desconectar de mi situación actual y de ese pensamiento recurrente en el que esperaba que Eli apareciese para regalarme una de sus enormes sonrisas. Antes siempre había esperado, hasta el momento en que ocurrió, que Sue estuviese allí, que moviese su melena al viento y dejase embobados a todos; pero siempre había sido Eli quien había parecido para darme sorpresas. La echaba de menos demasiado, a límites que me terminaban asustando hasta a mí mismo.
ESTÁS LEYENDO
The good boy
RomanceEn todas las historias hay un chico bueno. Jeff tiene ese papel en su propia historia. Enamorado de toda la vida de la chica de enfrente, Sue, jamás ha podido pronunciar una sola palabra ni ha podido saludarla. Necesitaría un milagro que ni la impar...