𝓣𝔀𝓸 𝓔𝓵𝓮𝓶𝓮𝓷𝓽𝓼 [𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻] 1𝓣

C6. "¿Cartel o corazón destrozado?"

Narra (T/n):

Los labios de nickolas eran suaves, dulces pero sobre todo regordetes. Suspiré en medio del beso, nickolas era el hombre perfecto para mi, lo admitía.

—Nickolas...— susurré cuando se alejó y el río. Se apartó y caló de nuevo, gruñí.

Siempre hacía lo mismo, cuando estaba drogado me besaba, hacía conmigo todo lo que quería... pero cuando estaba sobrio no era más que su mejor amiga.

Aquella pequeña de 16 años que protegería ante todos o eso decía.

—Debes dejar esa cosa... es muy mala para la salud y lo que menos quiero es que te pase algo.— dije quitandoselo de las manos. El río y me miró.

—Solo estoy divirtiendome... mi vida es una porquería así que da igual... devuelveme el cigarrillo.— dijo y yo negué. —Hey, devuelvemelo...— dijo levantándose y me abrazó desde atrás intentando quitarmelo.

Gruñí cuando supe que podría conmigo.

—Me lastimas!.— grité fingiendo y el rápido me soltó con preocupación. —Tonto...— reí y sin más corrí rapidamente hasta la cocina.

Una vez estando ahí, apagué el cigarrillo con el cenicero de ahí y lo tiré.

Escuché sus pasos pero ya era tarde como para recuperar aquel porro.

—Siempre haces lo mismo... crees que eso me lo regalan?.— preguntó seriamente y yo suspiré.

De nuevo tendríamos otra pelea y lo sabía, siempre pasaba esto cuando se le ocurría drogarse frente a mi.

—No y tampoco me interesa saber donde lo consigues... solo estoy preocupandome por ti, nickolas... si sigues así vas a darle más razones a tu madre de tratarte como lo hace.— dije sin pensar.

El solo me miro con molestia.

—Mi madre solo se concentra en aidan, ella jamás me vería de la misma forma en la que ve a su hijo preferido...— soltó y yo lo miré tristemente. —Mirenme! Soy aidan! Actor, cantante/compositor, embajador de buena voluntad y he tenido toda la maldita atención de mis padres desde que nací...— se burló y luego sonrió divertido como si no le interesara en lo más mínimo.

—Conmigo no tienes que fingir, nick... sé que te duele todo lo que ha pasado en tu vida pero no tienes que hacer esto...— solté mientras me acercaba un poco más a el y acariciaba su mejilla. —Mira, tengo una gran idea... mis padres tienen un estudio en la casa, ellos solo lo abren cuando necesitan traer a un caso especial para que graben sus voces... tengo la llave y por obviedad tu eres un caso especial para mi, eres mi único amigo y yo... bueno tu... tu me...— me interrumpió rapidamente.

—Deja de tartamudear y dime que vamos a hacer ahí...— dijo mirándome con diversión.

Le di un golpe en el pecho que solo lo hizo reír, apesar de todo aún seguía un poco drogado.

—No es lo que tu piensas, idiota...— dije mirandolo en reproche, el solo alzó su ceja y yo procedí a tomar su mano para jalarlo por el gran pasillo de mi casa. —Recuerdo muy bien que dijiste que antes de que aidan empezara con su musica, tu también tocabas algún instrumento... así que, siempre que sientas la necesidad de drogarte puedes venir y... y te olvidarás un momento de todo eso aquí.— sonreí abriendo la puerta del estudio.

Este solo jadeó al ver aquel estudio, observaba todo como un niño pequeño el cual llevaban a la juguetería.

Suspiré, me gustaba nickolas gallagher. Me gustaba en serio y yo no era capaz de decirle mis sentimientos por el miedo al rechazo. Después de todo lo comprendí, sus padres no le prestaban tanta atención como los míos a mi así que suponía que por eso eramos como una clase de mejores amigos.

Aunque dentro de mi, yo quería ser algo más.

—Es genial... jamás pensé que tus padres tuvieron un estudio aparte en su casa.— dijo y yo reí.

—Ya lo sé... supongo que tener sus negocios les vino bien desde siempre... ahora tocarás algo para mi...— sonreí y el negó. —Ay vamos, nickolas...— reí cuando se acercó a mi y besó mis labios.

Narra nickolas:

Pasé mucho tiempo con aquella, el estar con ella me venía bien sobre todo por el hecho de que ella era igual a mi.

Sus padres no la tomaban en cuenta y en el instituto sufría burlas apesar de ser de clase alta.

Pronto llegué a mi casa, desearía no haberlo hecho pero debía, no por la preocupación ni esas mierdas, simplemente porqué no tenía donde más dormir.

Atravesé la puerta solo para recibir a la familia perfecta cenando. Sin más me encaminé a las escaleras pero unos tacones se hicieron resonar.

—Quieres decirnos porqué le pegaste a aidan?!... sabes cuantas entrevistas y tomas tuvimos que atrasar porque el maldito gemelo lo golpeó y lo dejó con un chichón más grande que méxico?.— dijo furiosa.

Yo solo reí.

—En realidad... méxico no es tan grande si te pones a pensar que le quitaron parte de su territorio.— dije sarcástico pero mi sarcasmo fue lo último que mamá quiso escuchar porque una bofetada con fuerza fue a parar a mi mejilla.

—Mamá!.— escuché la voz de aidan.

—Lauren!.— dijo papá levantándose de inmediato de la mesa para sostenerla por si se le ocurría poner de nuevo una mano encima mío.

La miré con los ojos rojos, había dolido por el simple hecho de que ella jamás me había tocado más que aquella vez en nuestro cumpleaños.

Aclarando eso, nadie se enteró. Ella me había hecho mantenerlo en secreto desde años los cuales habían sido dificiles para mi y hubiera sido también para cualquier persona que viviera con mi jodida madre.

—Puede que te creas con el jodido derecho de pegarme justo como lo hiciste cuando mi hermano y yo tuvimos nuestra jodida fiesta compartida pero esta vez te prohibo que te vuelvas a meter conmigo, me entendiste, lauren?!.— dije apretando la mandibula.

Un silencio supulcral se formó, aidan observaba todo para luego bajar la mirada y papá veía con sorpresa a mamá.

—Que acabas de decir, nickolas?.— preguntó mi padre sin embargo seguí mirando a mi madre la cual negó dándome a entender lo ya mencionado.

Era un secreto que nunca podía decirse.

—Que te lo explique ella.— sin más, subí las escaleras y llegué al pasillo.

Al ver la puerta de mi habitación y aquel maldito letrero que conservaba hace años gruñí.

Tomé aquel y lo tiré hacia a el suelo causando que se rompiera, ahora mismo entendía todo y bueno, ni hablar. Desde hace demasiado tiempo el preferido sería aidan, no importaba lo que hiciera, yo no importaba ni ahora, ni más adelante.

Con ese pensamiento mis lagrimas salieron, tomé mi guitarra y saliendo de la ventana de mi habitación, subí al techo.

Aquel techo que desde pequeño había visitado cuando me sentía así.

O mejor dicho, visitado desde siempre por sentirme insuficiente para todo el mundo.