C22. "Niño mimado"

1.3K 239 178
                                    

Narra Nickolas:

Suspiré al abrir mis ojos, había dormido más de medio viaje el cual ahora se notaba muy aburrido, miré hacia a papá, este aún seguía manejando, ya era de noche...

Realmente no recordaba que la cabaña quedara tan lejos.

Al voltear a ver a aidan este estaba mirando a la ventanilla, necesitaba empezar a idear algo para que pudiera tan siquiera tener un... un maldito beso conmigo.

Rodeé los ojos al recordar aquello.

Hubiera sido más fácil el irme con mis abuelos o sin duda alguna... no nacer.

—Aidan...— llamé haciendo que este volteara, le enseñé un agua y este frunció el ceño. —Abrela, idiota...— dije. Este me miró haciendo una mueca pero la tomó a fin de cuentas.

Bien, mis palabras no eran del todo bonitas pero que querían? No era una persona tan amable o tierna. Con (T/n) todo hubiera sido más facil, es decir, ella era la que me daba indicios de "gustarle" o alguna mierda así.

—Llegamos.— dijo papá al estacionar la camioneta en aquella gran cabaña, no iba a mentir, el paisaje era precioso de día pero de noche era bastante tenebroso. —Espero esto nos una más, asaremos malvavisco en la chimenea así que vayan a su cabaña y nosotros iremos a la nuestra, se cambian sus pijamas y los quiero a todos en la sala para empezar.— sonrió rob cuando bajó.

—Nick tu agua...— me dijo aidan pero negué.

—Tardaste mucho, ya no la quiero.— dije sin más y salí de la camioneta dejandolo sin poder responder.

Pronto papá me dio mi maleta y me dirigí hacia a nuestra cabaña. Desde pequeños así haciamos, nuestros papás dormían en una y a nosotros por ser algo ruidosos y muy activos durante la noche nos mandaban a la otra en frente de la de ellos.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.








































[...]

Una vez dentro acomodé la maleta en mi cama, empecé a buscar mi pijama pero cuando noté que aidan aun no llegaba fruncí el ceño.

Sin más salí de la cabaña solo para notar que mamá hablaba con el, este asentía viendo hacia al suelo mientras que ella tomaba su mentón para que lo viera a los ojos, cosa que nunca sucedió. Me acerqué un poco más a la ventana para ver y oír lo que decían.

Siendo sinceros, aidan de por si era callado pero no tanto a tal punto de tenee nerviosismo y estar preocupado.

—Sabes que te irá peor... así que guarda silencio y por nada del mundo te quites aquello.— alcancé a escuchar.

—Da mucha picazón, mamá...— susurró este.

—Pues te pones una camisa con cuello de tortuga y ya está pero pobre de ti alguien lo vea...— sin más se alejó de aquel para ir hacia a su cabaña con la maleta en su mano.

Miré a aidan tomar su maleta con algo de dificultad y caminar hacia a la cabaña, me alejé de inmediato de la ventana y seguí con lo mío.

Me quité la camiseta, en todo momento no miré a aidan, realmente me daba molestia pero si quería hacer lo que tenía en mente debía actuar rápido.

—Quita esa cara de mierda...— solté lo primero que se me ocurrió, maldije por lo bajo. De acuerdo, sin duda alguna estas palabras no ayudarían en nada pero debía practicarlo.

Noté su mirada en mi, una que me transmitió preocupación y tristeza, algo en el me recordaba a mi y ni siquiera sabía porqué, todo estaba siendo malditamente extraño.

—No quiero ir a asar malvaviscos.— susurró haciendo que yo me acercara a el.

—Vaya... es una sorpresa viniendo de ti, no amas comer los malvaviscos y quitarles la costra quemada?...— solté bajandome los pantalones.

—Solo no me siento bien, nickolas...— escuché de sus labios.

—Pues dicelo a mamá... cualquier berrinche de parte tuya estará bien para ella.— solté secamente.

—No... no lo estará.— susurró abrazandose a si mismo.

Lo observé, estaba cabizbajo y pálido sentado en aquella cama, unas enormes ojeras lo acompañaban y ni hablar de sus ojos cansados y rojos. Pronto mi mirada se dirigió hacia a su tobillo, de inmediato fruncí el ceño viendo aquella rotura en el, no estaba al tanto de sus mierdas pero sin duda alguna esa rotura no debía tenerla, mucho menos en el yeso.

—Es mejor que te apresures... no voy a cubrirte en ninguna mierda.— solté terminando de ponerme los pantalones de chandal negros y fui hacia al baño.

Pronto noté como aidan se levantaba de la cama y buscaba entre sus cosas, sacó un pantalón a chandal igual que el mío solo que en cuadros rojos y un abrigo color beige. Sin más caminó al baño y espero.

—Que haces?... cambiate ahí, al fin y al cabo tenemos lo mismo, tengo un pene y tu también, no es nada del otro maldito mundo.— solté brusco.

Este se sonrojó pero no dejó aquella preocupación que el día de hoy lo caracterizaba demasiado.

—Necesito el baño...— dijo y yo suspiré con fuerza.

—Ni que te fuera a ver las boobies, aidana.— reí tomando la frazada que tenía en su cuello dispuesto a jalarla.

—NO!.— gritó alejandose rápidamente mientras tomaba con fuerza evitando que esta fuera arrebatada. Fruncí el ceño de inmediato.

—Que mierda te ocurre, aidan? Estás muy raro... si ya eres raro de por si, no te imaginas como estás ahora.— dije negando mientras viraba los ojos y pasaba a su lado para ir hacia a las camas.

Este sin pensarlo más accedió al baño y cerró con pestillo para evitar pasar, me senté en la cama y tomé mi celular.

Rodeé los ojos al apagar mi celular, gustavo era un completo imbecil pero a fin de cuentas me comprendía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rodeé los ojos al apagar mi celular, gustavo era un completo imbecil pero a fin de cuentas me comprendía.

Pronto noté a aidan salir del baño de nuevo con aquella frazada, suspiré harto y negué.

—Hace un maldito calor dentro de las cabañas, en serio estarás de ridiculo con esa mierda en tu cuello?.— reí burlón. 

—Yo si tengo frio, además no te afecta en nada porqué no te intereso o si?... así que vamos.— soltó para luego ir de inmediato hacia a la salida y salir. Suspiré con fuerza para luego seguirlo.

Era un maldito niño mimado.

Ahora más que nunca tenía razones para hacerle aquello.

En mis manos estaba hacer sufrir a aquel idiota y a la jodida mujer que me había hecho la vida imposible desde pequeño.

𝓣𝔀𝓸 𝓔𝓵𝓮𝓶𝓮𝓷𝓽𝓼 [𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻] 1𝓣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora