Twenty-One For Feellings

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Aún es de día cuando llego a la casa de los Bakugo con un bolso de deporte al hombro que contiene toda mi ropa

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Aún es de día cuando llego a la casa de los Bakugo con un bolso de deporte al hombro que contiene toda mi ropa. Mi mano libre carga con el regalo que había tenido que comprar a prisas cuando mi papá me dijo (ya muy tarde) que era cuestión de cortesía.

¿Porqué no me avisó antes?

Aprecié los arbustos de la entrada perfectamente cortados, eran bastante grandes y no me sorprendería que llevaran ahí desde que Bakugo nació, o incluso antes. Me acerqué vacilante a la puerta, toqué el timbre y me alejé lo suficientemente rápido.

Suspiré nerviosa viendo la bolsa de regalo, ¿A ellos les gustará, verdad? Tuve que entrar a una página de Internet para ver que sería correcto regalar. Además, yo misma diseñé el papel de regalo en una página de Internet y lo imprimí.

Estoy nerviosa y se nota.

—¡_____-chan! —Alzo el rostro, sonriéndole a Mitsuki-san.

—Holaaa. —Sonrió, recibiendo el abrazo que me ofrece. —Traje un presente. —Se lo enseño. —Y habichuela con dulce. —Sus ojos brillan con la última mención.

—Gracias, que educada. —Sonríe recibiendo la bolsa con una sonrisa demasiado brillante. —Pasa, Masaru y Katsuki están en la sala de estar.

Oh... habrá charla antes de la cena.

—Grácias. —Me quito los zapatos y los pongo ordenadamente a un lado para que no estorben. —Con permiso.

—Compramos estas pantuflas para tí, _____-chan. —Mitsuki me enseña unas pantuflas que tenía guardadas en un mueble en la entrada de la casa. Són de color azul cielo, y tenían un adorable estampado de osito. —¿Te gustan? —Asiento con una sonrisa recibiéndolos. —Te las elijió Katsuki. —Me susurra confidencialmente y me río.

—Me conoce bien. —Asiento mirándolas, el azul es mi color favorito y me gustan ese tipo de estampado con estrellitas que luce infantil pero cualquiera puede usar. —¿Como se ha estado portando Takeshi? —Recuerdo al perrito, y Mitsuki ríe recordando algo.

—Ese cachorro es un pequeño desastre, pero es obediente. —Asiente ella. —Lo dejamos dormir con Katsuki cuando llueve, pero es muy valiente y no le da miedo dormir fuera.

—¿Se limpia las patitas antes de entrar a casa? —Mitsuki ríe comenzando a caminar a través del pasillo.

—Se limpia las patitas antes de entrar a casa. —Afirma asintiendo. —¿Tú le enseñaste eso? —Asiento siguiéndola.

—Soy muy... minuciosa con la limpieza. —Le explico. —Así que al haberlo tenido en mi cuarto debía educarlo.

—¿Como lo hiciste? Es muy pequeño aún para ser tan educado, supera a mi hijo. —Me aguanto la risa.

—Puedo entenderlo.

—¿Entenderlo? —Miro a Mitsuki con una sonrisa.

—Puedo entenderlo al ladrar. —Su cara es un poema. —Puedo entender a la mayoría de perros, de hecho, y tengo facilidad de aprender a entender a los que no entiendo. Pasa lo mismo con el resto de anmales. —Froto mis manos. —Fue cuestión de hablarle en su mismo idioma.

Block Up, Block Out; Sexy BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora