No era más que un viajero peregrino, vagando por pasillos mentales que me había recreado con recuerdos. No podía dormir como de costumbre y de entre los pocos amigos que tenía había unos cuantos a los que el whisky no les sentaba mal un martes al amanecer.
El directorio telefónico bastante pobre para la cantidad de personas que conocía, llame al azar y a juzgar por mi suerte que no era nada bueno cabe recalcar. Contesto un buen amigo, con el cual solíamos tomar copas en su departamento los festivos luego de la universidad.
Quedamos en un viejo casino por la quinta avenida y mientras llegaba la hora acordada mis labios ya se hacían arena y mi hígado aturdido por el exceso de alcohol, solo quería un descanso al arduo trajín al que lo sometía diariamente.
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Diario de un ansioso
RandomQuizás es extraño... estoy escribiendo la última parte de mi historia como si este fuera el final, nunca pensé llegar a contar tantos secretos y menos todos en un mismo lugar, no incluso cuando pase años ignorando mi pasado y mis malos hábitos. si...