Capitulo 45

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Deben estar hartos de mis quejidos y murmullos a medias, de mis reniegos por ser igual a todos ¿verdad?, pero me remuerde es haber saboreado el dulce néctar de la vida, haber sido mejor amigo de la serenidad y la calma, y ahora, no tengo nada más que su aroma y un par de fotos juntos.

Con mi zapatos de anciano al ultimato de mis dedos, con un traje de lino no tan fino como quisiera sobre mi cansado hombro, con más de 10 horas de trabajo acuestas y el cansancio bajas los nudillos, no quería más que dejar por un momento de hablar con mi cabeza de casualidades y oportunidades remotamente estupidas para finalmente poder llegar a dormir y culminar con otro rutinario día. Sin embargo, estaba feliz de tener donde llegar aunque todo se fuera al carajo en cuanto entrara, aún tenía un lugar al que pertenecía sin que nadie me cuestionara mi extraña manera de pensar.

Diario de un ansiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora