Solo había un pequeño problema, de entre los muchos vinos y whiskys que había previamente degustado, ninguno era capaz de estar a la altura para saciar mi demanda.
Así que luego de meditarlo por algunos instante ya me hallaba vestido y con las llaves en mano para ir al bar que con agrado siempre solía recibirme. Se podría decir que aquel hombre de la barra si, el que sirve los tragos es como mi mejor amigo, Henry Guarnizo jamás olvidare su nombre, sin el los tragos y las botellas no serían lo mismo, solía contarle toda cantidad de barbaries que se me ocurrieran mientras me embriagaba como de costumbre, y el solo escuchaba, afirmaba y servía más whisky, un gran hombre que estimó y llevaré con apego siempre. Pasado el tiempo ya estaba entre botellas y cartas de póker como siempre.
Cómo ido entre números y algunas letras, más allá de pensar en mujeres y un par de cervezas, quería ganar tantas apuestas como fuera posible, y como quisiera que la vida fuera una apuesta más, porque si la vida fuera como el póker, me jugaría todo por ella y a ojos cerrados.
Si la vida fuera como el póker, entonces la tristeza no sería nada más que una leyenda la cual juraría jamás haber escuchado.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un ansioso
DiversosQuizás es extraño... estoy escribiendo la última parte de mi historia como si este fuera el final, nunca pensé llegar a contar tantos secretos y menos todos en un mismo lugar, no incluso cuando pase años ignorando mi pasado y mis malos hábitos. si...