Me encantaba así, tan ella. Soberbia y arrogante para los idiotas, inalcanzable para los incrédulos e inigualable y perfecta para quien le merecía.
Me gustaba sus ideologías, aunque pelearan con mi filosofía, había pasado de un alcohólico ansioso a un chico con rosas en brazos y el amor hasta en las venas, irónico.
Ya no podía beber sin verla entre la espuma danzando con tanta alegría y felicidad, ella allá en su rinconcito alejada del mundo y sus placeres, y yo aquí entre botellas amargas con mi carita triste parecía que se había muerto mi pobre corazón, no es justo que me atormentara el amor cuando me había dado la espalda y la juventud con su soledad me había acogido. pero, la juventud y el amor no son eternos y hay que aprovecharlos muy bien.
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Diario de un ansioso
RandomQuizás es extraño... estoy escribiendo la última parte de mi historia como si este fuera el final, nunca pensé llegar a contar tantos secretos y menos todos en un mismo lugar, no incluso cuando pase años ignorando mi pasado y mis malos hábitos. si...