Capitulo 78

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Me encantaba así, tan ella. Soberbia y arrogante para los idiotas, inalcanzable para los incrédulos e inigualable y perfecta para quien le merecía.

Me gustaba sus ideologías, aunque pelearan con mi filosofía, había pasado de un alcohólico ansioso a un chico con rosas en brazos y el amor hasta en las venas, irónico.

Ya no podía beber sin verla entre la espuma danzando con tanta alegría y felicidad, ella allá en su rinconcito alejada del mundo y sus placeres, y yo aquí entre botellas amargas con mi carita triste parecía que se había muerto mi pobre corazón, no es justo que me atormentara el amor cuando me había dado la espalda y la juventud con su soledad me había acogido. pero, la juventud y el amor no son eternos y hay que aprovecharlos muy bien.

Diario de un ansiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora