Capitulo 42

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Con un leve sudor frío desperté, había soñado por 5 minutos con La Paz inefable de las olas y el caluroso sol de la playa, no les miento quería seguir soñando con tanta calma, pero el reloj ya me apretaba en cuello y la rutina de un lunes en la mañana no da espera.

Me apresuré a lavarme el rostro mirándome al espejo como un vagabundo deprimido luego de la pesadilla de fin de semana, con él autoestima abajo pero el ego por las nubes, hale des perchero mi mejor traje y salí como cualquier lunes a emprender lo que con mucho orgullo pero con pocas ansias llamaba por vocación, solo esperando a que fuera viernes rápido para mi rutina de tragos y delirios de grandeza sobre la mesa de un viejo pero oportuno bar. Que me diera como desahogo una felicidad momentánea de la cual presumir con mis amigos.

Diario de un ansiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora