Capítulo 29... Suga...

750 87 4
                                    

~2~

.

.

.

YoonGi lanzó el contenido del cesto de ropa sucia a la lavadora, sin ningún criterio de separación. Daba igual.

Utilizaba con frecuencia la lavandería, ya que ahí las manchas en su ropa sucia, no producirían alguna sospecha. Se irían por el desagüe junto con la suciedad de un montón de personas más. Sus pecados se perderían con algunas manchas de pasto, comida y otras cosas.

Para hacer el mismo trabajo utilizaba siempre lo mismo. Una chaqueta de cuero, unos jeans negros y una camiseta blanca. Quizá lo último no era una buena elección.

Se sentó encima de una de las máquinas secadoras, ubicada justo delante de los apilados aparatos de lavado. Podía ver su reflejo en el vidrio circular de la que estaba usando, mientras su ropa daba vueltas dentro de ella.

Decidió fumar un cigarrillo. Era un lugar cerrado y estaba completamente mal pero a esa hora del día no había nadie en el mismo sitio; ni siquiera había seguridad, sólo cámaras.

Giró la cabeza, era como si una película holográfica se estuviera reproduciendo. Podía verse con la castaña jugando en ese mismo lugar, podía mirar con curiosidad un punto en específico. Podía recordarlo...

Hace algunos meses atrás una chica se había mudado. No la conocía, no llamó su atención, las cosas se complicaron mucho después, cuando la chica finalmente se acercó a la misma lavandería pero de noche; en medio del caos.

Brooklyn estaba de pie en ese mismo sitio, vaciaba su ropa sucia en la máquina frente a ella y agregaba el cambio necesario para hacerla funcionar. Se sentó como él sobre una secadora, a la distancia, miró el ciclo de lavado con mucha atención.

Probablemente pensaba en sus asuntos, en cómo solucionar sus problemas mientras las vueltas se repetían, YoonGi solía lavar su ropa por lo mismo. Además, de que cualquier persona se asustaría al ver las manchas que su ropa tenía.

La expresión de esa chica era realmente triste y se sorprendió cuando la vio llorar en silencio.

¿Acaso no había visto a todos los demás en la lavandería? Quizá sí y no era más relevante que su tristeza.

Sentado, a la distancia, la observó.

«¿Por qué demonios lo hacía? Debería dejar de mirarla.»

Regresó su atención a la máquina frente a él, cuando la alarma anunció que el ciclo terminó. Después, aquel día olvidó a la chica.

Brooklyn pasó delante de él con un cambio de ropa ¿Cómo demonios...? y, ¿cuándo? Su actitud también mejoró.

Yoongi se quedó embelesado por una chica desconocida, segura de sí misma.

«Fue extraño, él no era así y ni siquiera pudo verle claramente el rostro.»

Tomó una enorme bocanada de humo y pensó que no, no lo hizo. No la vio hasta mucho, mucho después en el ascensor.

Soltó el humo despacio y siguió mirando su reflejo real.

Llegó a la ciudad como un niño asustado. Asesinó a un hombre y huyó.

La mirada que le daba Brooklyn era la misma que se daba a sí mismo, a diario.

Las carencias, cuando llegó a una ciudad desconocida y solo, fueron demasiadas y aumentaron. Tuvo que trabajar mucho para comer muy poco.

En uno de esos trabajos conoció a su mejor amigo, Hoseok. Un chico que tuvo que cargar con todas las deudas que un padre alcohólico acumuló.

Su optimismo era contagioso y sobre todo admirable, pero cuando los cobradores de su padre aparecieron y quisieron golpearlo, supo la clase negocios turbios en los que les había metido.

Pelearon cuerpo a cuerpo con todos ellos y los vencieron. La juventud les favoreció.

Al final de la calle estaba el auto negro de un hombre aterrador. Los observó desde dentro todo el tiempo. Luego, les sonrió y enseguida les frunció el ceño. La oscura ventana se cerró y se marchó.

Hoseok no tuvo otra opción. Si lograba pagar la deuda de su padre saldría, de lo contrario no. YoonGi nunca pudo darse una verdadera razón.

Tal vez no podía dejar a su amigo solo, tal vez tenía tanta hambre que no lo pensó, tal vez siempre perteneció a ese mundo... Su lugar debería estar con los malos, ¿o no?

Las órdenes siempre eran explícitas, se encargaban de todos los que se consideraban enemigos, no suyos; si no, de la cabeza.

YoonGi nunca pudo repetir lo que hizo antes de llegar a la ciudad, era tan hábil que nunca lo necesitó. Los entregaba lo suficientemente inmovilizados para que su jefe obtuviera su propia venganza.

En el momento en que Hoseok salió herido, se preocupó y prefirió hacerlo solo.

El chico se molestó; así que cuando NamJoon apareció, fue todavía más difícil y decidió actuar a sus espaldas. No podía ponerlos en riesgo.

Miró al techo de la lavandería regresando al presente. Soltó el humo contenido dentro de sus pulmones.

Había hecho llorar a Brooklyn... ella ahora tenía miedo...

De ninguna manera, iba a permitir que llorara por lo que era; que su vida la persiguiera y la aprisionara... No iba a permitir que pagara, por los pecados que estaba condenado a cometer.

Una vez que su ropa quedó limpia, era momento de ensuciarla, de nuevo.

Dirty Laundry -SUGA- BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora