Capítulo 30... Suga...

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—Mierda, ustedes si que son un drama tan frustrante.

Brooklyn abrió los ojos a tope debajo de las sábanas. Enseguida se las quitó mientras se sentaba en la cama.

— ¡Mamá, ¿Por qué lo dejaste pasar?! —se quejó en voz alta.

Su madre apareció en el umbral de la puerta con una sonrisa.

—NamJoon es un buen chico. Dijo que trae la tarea.

—Sí; además, tuve que decirle al profesor que serías mi equipo. No le hablo a nadie en esa clase y necesitamos entregar un nuevo trabajo.

El rostro de Brooklyn era un desastre: sus ojos hinchados, marcas húmedas en toda su piel, un puchero triste. NamJoon perdió el ánimo de únicamente verla.

— ¡Es su amigo, mamá! ¡No quiero saber nada de él!

— ¡Deja el berrinche, Brook! —el chico se adelantó a decir. La mujer sorprendida, sólo sonrió— ¿Por qué no piensan en lo molesto que es para los que estamos alrededor? ¡Ustedes son iguales!

La última frase hizo que la castaña abriera la boca completamente indignada y le arrojara una almohada en la cabeza.

— ¡Vete al demonio, NamJoon!

— ¡Brooklyn! —jadeó su madre.

Sorprendida, se congeló por un segundo. No quiso decir una grosería delante de su madre.

— ¡No quiero ver a nadie! —volvió a cubrirse hasta la cabeza con las mantas.

—Iré a comprar algunas cosas —le explicó la mujer al invitado—. Espero puedas hablar con ella. No quiere platicar con nadie.

El chico asintió y dejó que la madre de Brook se marchara.

Insistiendo con todo tipo de palabras, NamJoon intentó quitarle las mantas de encima.

— ¡Maldición! ¡¿No se te ocurrió que Yoongi-hyung sólo intenta protegerte?!

—No necesito que me protejan... —masculló enojada, como una niña pequeña.

Siempre se lo había dicho al más pálido. Siempre salió adelante, no importaba que tan difícil fue antes.

NamJoon finalmente se rindió y se sentó a los pies de la cama. Suspiró con suavidad.

—Oh, Brooklyn. De verdad, no tienes idea.

La chica cerró los ojos que escocían, recordando el romance que tuvo con aquel chico blanquecino. Las veces que lo intentó. Lo incorrecto que se sentía y su innegable enamoramiento hacia él.

No, no tenía idea. Nunca la dejó.

— ¿Qué debería hacer? —se volvió a sentar sobre la cama, mirando al chico con atención; tomándolo por sorpresa—. Ayúdame, NamJoon. Dime, ¿qué debería hacer?

Las lágrimas corrieron abundantes por sus mejillas. NamJoon no supo qué decir, ni cómo consolarla al principio.

¿Dónde había quedado la chica divertida de la universidad? ¿Cómo es que pudo ocultar sus sentimientos tan bien, durante todo ese tiempo?

Algo le decía que no era la primera vez que lo hacía y aunque le molestara la comparación que hacía con su mejor amigo, se parecían demasiado. Era como si estuviesen destinados a permanecer juntos.

Dirty Laundry -SUGA- BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora