Los siguientes días fueron iguales.
El chico llegaba siempre a la misma hora, se sentaba en el mismo sitio, pedía algunos tragos y rechazaba a todas las chicas que sentaban a su lado para coquetear.
Misterioso, callado y aterrador.
¡Deja de mirarlo! ¿Por qué te sigue causando tanta curiosidad?...
¿Acaso no viste la clase de personas con las que se relaciona?...
Seguro sólo es porque vive en el mismo edificio. ¡Sí, debe ser eso!
Brooklyn a veces creía que el chico la miraba fijamente en el bar; pues sentía una extraña sensación a sus espaldas, sobre su nuca... aunque tan pronto volteaba, notaba al chico pálido perdido en sus propios pensamientos.
Debía estar volviéndose loca, puesto que el joven permanecía inmutable sentado ahí y no habían tenido cualquier clase de contacto visual desde aquella noche en el estacionamiento.
—Brooklyn, ¿podrías ayudarme con algunas cajas aquí?
La castaña reaccionó y asintió, siguiendo a Dahyun hacia la bodega.
—A veces nos corresponde hacer el trabajo pesado pero está bien; te ayuda a ponerte en forma y te aleja un rato de los hombres demasiado idiotas, que intentan tocarte con esa estúpida excusa del servicio al cliente.
Las palabras de la chica eran crudas y ciertas, puesto que algunos de los clientes aprovechaban la situación y molestaban a todo el personal femenino
"¿Acaso no es parte del servicio al cliente?", "Es para dejar una mejor propina" o "Lo siento tanto, estoy demasiado ebrio"
Dahyun en cambio parecía lidiar perfectamente con todos esos hombres, poniéndolos en su lugar con un buen golpe o comentario. Brooklyn necesitaba ser un poco más como ella.
— ¿Qué fue lo que te trajo a este lugar? —cuestionó curiosa mientras acomodaban las cajas juntas—. Es un trabajo bastante pesado y el horario es difícil
—Necesito pagar la matrícula de la universidad y la renta —respondió suavemente
—Ya veo... —dado el evidente ánimo que la castaña mostró, Dahyun dejó zanjado el tema—¿Te has dado cuenta que un cliente te observa mucho últimamente?
Brooklyn se detuvo de inmediato, poco antes de empujar una caja en su sitio. No estaba alucinando, Dahyun también se percató.
—Sí —respondió entonces—. Es mi vecino —Dahyun frunció el ceño y Brooklyn ni siquiera lo notó, después la más blanca asintió comprendiendo—. El chico sentado frente a la barra, ¿viene seguido?
— ¿El chico frente a la barra? —preguntó un poco confundida, Brook asintió de inmediato—. Eso creo. Tiene una rutina; pide algunos tragos y después se va.
— ¿Es... p-peligroso?
—¿Peligroso?... —ni siquiera lo pensó — No lo creo. Ha venido a este lugar por tanto tiempo, sin causar inconveniente alguno, que es de los que menos me preocupa.
Esas palabras causaron una pequeña sensación de tranquilidad en Brook, aunque de inmediato la perdió, cuando alguien interrumpió en la bodega y las asustó.
—Brooklyn, necesito que alguien esté detrás de la barra. Deja que Dahyun se encargue del resto —ambas chicas asintieron, era el dueño; así que Brook lo siguió inmediatamente al frente del bar—. Vi lo que hiciste la otra noche, ¿realmente sabes algo sobre coctelería?
—S-sólo sé servir tragos, señor —respondió con sinceridad, manteniendo la mirada baja.
El hombre sonrió por la timidez de la castaña.
—Está bien, con eso bastará. Yugyeom, necesita ayuda —señaló al chico que tenía ese puesto—. Últimamente hemos tenido bastantes clientes y más tarde, no podrá abastecerse solo —el chico limpiaba un vaso de vidrio cuando llegaron a su lado, luego la miró y sonrío.
Brooklyn poco después se percató, que el lugar que el chico blanquecino ya estaba vacío. Se había ido y había dinero suficiente para una botella junto con la propina, decidió dárselo todo a Yugyeom, quien pareció sorprendido y muy agradecido por la acción.
A Brooklyn, su compañero, le parecía un chico dulce y agradable.
[***]
De regreso a casa, después de otro turno agotador, su móvil vibró dentro de su mochila. Lo sacó dispuesta a responder la llamada cuando sintió la mano de alguien sobre su hombro.
— ¿Dónde vives, preciosa?
Un hombre la sorprendió a sus espaldas y ella gritó, dejando caer el móvil de la impresión.
Podía reconocerlo, era otro cliente del bar donde trabajaba y al parecer, la había esperado hasta el final de su turno y la había seguido.
— ¡Cállate, sólo estoy tratando de ser amable contigo! —la empujó contra la pared más cercana, cubriendo su boca con una mano para silenciarla y con la otra le apretó el cuello para inmovilizarla.
Su corazón latió desbocado y lo siguiente que presenció, fue una botella de vidrio romperse sobre la cabeza del hombre, derribándolo.
El chico pálido y misterioso quedó de pie frente a ella. Sostenía la otra mitad de la botella en su mano y observaba al hombre yacer en el suelo.
Brooklyn quedó totalmente paralizada cuando notó la sangre del hombre y a juzgar por la apariencia del chico, él también lo estaba.
El sonido de las sirenas de un vehículo de policía, hizo que todos los jóvenes al otro lado de la calle, en la lavandería, gritaran y comenzaran a moverse en sus autos lejos de ahí.
Brooklyn recogió su teléfono del suelo a lado del hombre, temblando totalmente, notando que éste no se movía en lo absoluto y asustada miró de nuevo al chico pálido, que tampoco se había movido de ahí.
— ¡¿Qué haces?!... ¡Vete!
Esa noche, después de que el chico se alejara, Brooklyn corrió hacia los oficiales mientras llamaba a una ambulancia. Tuvo que hacer una declaración y por fortuna, no volvió a ver a ese hombre, ni como cliente del bar.
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Dirty Laundry -SUGA- BTS
FanficLa primera vez que se conocieron fue cuando ella compró una soda y de ahí, siguió tomando una serie de malas decisiones. Hay algo dulce en sus ojos, algo puro en lo que él no se debería entrometer... Suga sabe que la «ropa sucia» se acumula en su h...