Brooklyn no invadió su espacio, al contrario, fue YoonGi quien se instaló en el suyo.
Al principio, le gustaba decir que era por pereza, que estaba demasiado cansado para regresar a su propio departamento o que las cosas que tenía Brook en su refrigerador eran mucho mejor. A pesar de que su casa, sin duda era más grande y lujosa; ambos disfrutaban compartir ese lugar sólo para los dos.
La rutina no cambió más allá de la que ya tenían pero las fiestas juntos, tomaron otro significado. Una nueva sensación los encontró y entonces, las noches se volvieron suyas.
Brooklyn era demasiado buena en aquellos juegos e incluso mejor en el billar; ambos celebraban y bebían de la misma cerveza, cada que ganaban algunos billetes por ello. La manera en que se inclinaba y soplaba la tiza con sus labios sabor cereza, era demasiado sensual. Ahora, tampoco importaba beber de manera desinhibida, puesto que el pálido estaba a su lado para sostenerla. La protegía cuando se sentía demasiado mal.
Pero amanecer en la casa de alguno de los chicos, no era correcto. Con un montón de cuerpos alrededor, YoonGi siempre mantenía a Brooklyn muy pegada a su pecho; no obstante, al despertarla, ver sus ojos llenos de confusión y decirle que sólo había tiempo para llevarla a la cafetería, tampoco estaba bien.
—No voy a poder. Tengo demasiado sueño... —La castaña se quejaba desde el asiento copiloto.
—Lo harás bien. Lo prometo.
Entonces un beso para compartir un poco de energía, en forma de una curiosa tableta, era lo que ella necesitaba para salir del auto y continuar con ese círculo vicioso.
[***]
YoonGi abrió la cajuela de su auto y uno de los empleados la inspeccionó.
—Parece que está todo bien, jefe —dijo el hombre, dirigiéndose a otro dentro de aquel garaje.
—Nunca decepcionas, Suga —expresó el hombre que tenía más autoridad en el recinto— pero realmente creo que te hacen falta algunas cosas...
El pálido lo miró con verdadera curiosidad. Quería preguntarle si estaba sordo, si acaso no había escuchado lo que su ayudante dijo. Mantuvo la boca cerrada por su propia seguridad.
—Escuché que te diste algunos derechos. Te recuerdo que eres mi empleado y cualquier decisión, primero debes consultarla —la expresión del pálido se endureció, cuando otro hombre se acercó a cerrar la cajuela con una foto de Brooklyn sobre ella—. Parece que la linda mesera de tu bar favorito, ha llamado tu atención. Sabes que las cuotas aumentan por cada cabeza que quieras mantener a salvo, ¿cierto?...
[***]
Sentado en el mismo asiento de siempre, Yoongi pensaba en lo que había sucedido por la tarde.
— ¡Mierda, YoonGi! ¡¿Qué te pasó?! ¡¿Quién te hizo esto?!
Brooklyn se inclinó sobre la barra, bastante preocupada. Su novio tenía golpes en el rostro y algunas heridas también. El blanquecino, de inmediato se alejó de su tacto.
—No es nada. Estoy bien.
— ¡¿Bien?! ¡¿Te peleaste con alguien?! —el chico no contestó— ¿Por qué?
Por ti...
YoonGi desvió la mirada y así, ambos se dieron cuenta que estaban interfiriendo con el trabajo de Brook, por la expresión que tenía el dueño del bar al final de la barra.
La castaña retrocedió y entonces, lo siguió atendiendo como a un cliente cualquiera.
Aunque más tarde, en el departamento, Brook se quedó despierta y lo contempló con discreción. Le había curado las heridas antes pero él se había negado a responder cualquier cosa.
YoonGi jamás había dejado de lucir peligroso, lo sabía... pero también parecía bastante vulnerable. Un niño solitario que había perdido su camino por completo.
¿Cómo guiarlo, si ella tampoco encontraba el suyo?
Las pesadillas no lo abandonaron en ningún instante y esa misma noche, no fue la excepción. Las voces en su cabeza eran cada vez más fuertes y en cuanto abrió los ojos, ahí estaba ella... Mirando, juzgándolo.
— ¡YoonGi! ¡YoonGi, soy yo!... —lo detuvo por los brazos justo cuando el chico intentó huir nuevamente—. Soy Brooklyn. Tranquilo...
La imagen de su preciosa vecina comenzó a esclarecer lento. Era cierto, se trataba de Brook.
Sentado en la cama, desconoció su alrededor con pánico.
— ¿Dónde estamos?
—En mi departamento. Tranquilo.
—Oh, mierda... —se quejó.
Yoongi inclinó la cabeza hacia adelante y miró sus manos sobre su regazo ¿Era culpa lo que notaba en su expresión?
Usualmente no dormía con camiseta pero ahora sentía mucho frío por el sudor impregnado en su piel y cuando la castaña se acercó a abrazarlo con suavidad, colocando una mejilla sobre la parte trasera de su hombro, se paralizó por un momento aunque esa calidez fue reconfortante.
—Tranquilo. Sólo fue un sueño... Todo está bien ahora. Lo prometo.
—No, no va a estarlo. Lo lamento tanto, Brook. Yo-... No puedo... no puedo cargarlo por mi cuenta... lo he intentado y en serio, lamento mucho que me veas así... —cubriendo sus párpados con la punta de sus dedos, el chico se escuchaba tan molesto consigo mismo.
—Vamos, dime ¿Qué sucede, Yoongi?... —preocupación deformó su semblante— ¿Acaso quieres contarme sobre tu sueño?
YoonGi elevó la cabeza, girándola despacio apenas la miró y luego, sólo quiso apoyarla sobre la cima del cabello de la chica. Cerró los ojos unos segundos y negó.
Aún no puedo compartirte mis demonios... tampoco quiero que cargues con mis problemas. Quisiera prometerte lo mismo, decirte que todo estará bien pero esta noche, lo único que necesito es que te quedes conmigo...
— ¿Te seguiría gustando este chico después de conocer todos sus pecados?
Que extraña preferencia de querer refugiarse en los brazos de la chica, que en el ácido que guardaba en su propio departamento.
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Dirty Laundry -SUGA- BTS
FanficLa primera vez que se conocieron fue cuando ella compró una soda y de ahí, siguió tomando una serie de malas decisiones. Hay algo dulce en sus ojos, algo puro en lo que él no se debería entrometer... Suga sabe que la «ropa sucia» se acumula en su h...