Capítulo 2... Suga...

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La castaña miró las escaleras con fastidio y subió lentamente por ellas, sintiendo como sus pies nadaban dentro de los zapatos en cada paso.

Entró más que derrotada a casa. Apenas había conseguido recuperar el aliento cuando de repente, volvió a perderlo, al llorar con fuerza.

Se deslizó por la puerta de madera después de cerrar tras de sí y se hizo un ovillo, desahogando lo mal que le había ido durante todo el día, la semana y durante todo ese tiempo.

Su vida era un desastre y no le quedaba más que beber aquel líquido burbujeante, como si fuera lo único dulce en su vida.

[***]

Para la mañana siguiente, despertó cansada y enredada entre las sabanas de su cama. Los ruidosos pasos en el departamento de arriba volvieron a adelantarse a su despertador.

Acostumbrada, prefirió darse prisa para llegar temprano a la universidad y organizarse para buscar un nuevo empleo tras ser despedida del anterior.

Pagar la matrícula universitaria y la renta del departamento.

Debía estudiar mucho para conseguir una beca o al menos, dos empleos lo antes posible. No estaba muy segura de poder obtener cualquiera de las dos.

Revolvió su cabello con frustración y empujó las almohadas algo furiosa.

Las risas de chica interrumpieron su desayuno. El aumento de la música en el piso de arriba la hizo suspirar.

¿Cómo podría estudiar de esa manera?

Con el tiempo había descifrado lo que aquella rutina significaba. Parecía más tolerable escuchar esas curiosas canciones, en lugar de los gemidos de alguien. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al pensar en una situación tan ajena y por ello, desagradable.

Aceptaba que muchas de esas canciones eran buenas y podía agregarlas a su lista de reproducción después de buscarlas. Estando fuera durante la mayor parte del día, no le importaba demasiado subir a reclamarle, a quien fuera que viviera en ese departamento. De todos modos, el suyo era el único afectado, pues al preguntar a la pareja que vivía enfrente, parecían no escuchar nada.

Verificando su reloj de pulsera, corrió para alcanzar el autobús.

"Se solicita mesera"

Alcanzó a leer el anuncio de un bar cercano mientras iba en el transporte público. Sin dudar, se bajó corriendo, dejando de lado el llegar a tiempo a sus clases.

El dueño era extranjero. Alto, muy alto; robusto, pelirrojo, de barba prominente como si fuese un vikingo. La miró de pies a cabeza, como juzgándola, a Brooklyn le intimidó su escrutinio y después el hombre sólo asintió, descomponiendo su dura expresión en una cálida sonrisa.

Ella devolvió el gesto.

-Servirás -dijo-. Este es tu uniforme. Preséntate a las seis para tener todo listo antes de abrir -le lanzó una bolsa plástica transparente. Esta cayó sobre su cara.

Brooklyn asintió a pesar de la sorpresa y agradeció varias veces, riendo suavemente con su nuevo jefe por el accidente.

Tenía que darse prisa para cumplir con sus deberes y volver a su primer día de trabajo.

El chico pálido caminó a su lado, en dirección contraria sobre la misma acera y ella ni siquiera se percató, por lo emocionada que estaba de tener ese nuevo uniforme en sus manos.

Dirty Laundry -SUGA- BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora