Capítulo 7... Suga...

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Las manos del chico pálido se deslizaron detrás de ella, causándole suaves cosquillas y liberando, como todo un experto, sus pechos.

El frío de inmediato los irguió.

YoonGi sonrió como si el tesoro más grande, estuviera frente a sus ojos.

¿Quién iba a decir que su vecina  de verdad fuera tan linda?

Brooklyn sintió un hormigueo placentero, cuando la boca cálida del chico cubrió uno de ellos. 

Era una completa locura...

El estupor del orgasmo seguía ahí, no podía abandonarla y sentía que se estaba removiendo mucho sobre las sábanas.

Las manos hábiles del pálido, le acariciaron los muslos y la tranquilizaron como por arte de magia; luego, sólo tomaron la orilla de sus panties y los deslizaron muy despacio fuera de ella.

Brook se sintió aún más excitada al sentir la delicada tela y la temperatura del chico directamente contra su piel.

Demasiado tibia para alguien tan pálido. Sonrió divertida por el pensamiento.

Desnuda; se encontraba absolutamente desnuda delante de su vecino y entonces, toda confusión se esfumó. No había marcha atrás.

El sonido de un preservativo la hizo reaccionar pero era demasiado tarde, estaba más excitada que asustada.

— ¡Diablos!... —gimió con fuerza en el momento que el chico se deslizó suavemente en su interior. YoonGi se había tomado su tiempo para hacerlo y había suspirado en el proceso.

El chico no era de los que preguntaba pero se detuvo, esperando a que la castaña se adaptara; sin exigirle nada. Sus dedos habían ayudado bastante a relajarla y Brooklyn nunca imaginó que el pálido fuese esa clase de chico atento con sus amantes.

Lentamente comenzó a moverse.

Poco a poco, sólo había placer y eso nublaba su pensamiento por completo.

Gritaba. Se deshacía sobre la cama, a pesar de que no podía aferrarse al chico.

Éste estaba hincado sobre la misma, empujándose en los puntos indicados, sujetándola de las caderas y manteniendo la distancia adecuada entre ambos.

Brooklyn arrugó las sábanas entre sus dedos. ¡Increíble!

La punta de los dedos de YoonGi, recorrieron su silueta completa como si quisiera memorizarla, guardarla para sí mismo mientras gruñía y respiraba de manera errática ante tan delicioso deleite. 

Brook comprendió que esas caricias complacían aún más a sus conquistas, volviendo el momento especial y adictivo pero eso no significaba que realmente lo fuera...

El pensamiento triste abandonó su cabeza con rapidez, cuando el siguiente orgasmo se precipitó a formarse en el interior de su vientre.

La mujer en el ascensor tenía razón, tenía razón en todo lo que decía... Éste chico era un experto en lo que hacía, sabía perfectamente cómo hacerlo.

Brooklyn terminó gritando tan alto ante el orgasmo que consiguió; no obstante, sabía que el chico aún no terminaba. Faltaba un poco más.

Atrás, adelante... atrás...

¡Demonios!

El pálido aumentó la velocidad. 

La chica se excitó de nuevo y empezó a mover sus caderas. YoonGi gruñó con fuerza.

La castaña respiraba de manera agitada, apenas consiguiendo reunir la consciencia en su cerebro cuando el segundo orgasmo la golpeó, el chico gruñó y cayó sobre sus manos más cerca de ella pero sin sofocarla. 

La miró detenidamente, sin saber la razón y simplemente sonrió por ello.

YoonGi se dejó caer a un lado en la cama y se deshizo del condón.

Eso había sido asombroso. Tenía mucho tiempo que no se divertía de esa forma.

La chica fue la primera en dormirse y mierda, se seguía viendo increíble. No se cansaría de decirlo.

Desnuda y en su cama ¿Qué más podía pedir? 

La contempló entonces, unos segundos, apoyado sobre su costado y después, recapacitó.

¿Qué estaba haciendo?

Miró al techo de inmediato y  de ahí, no recuerda más...

[***]

Al día siguiente, YoonGi despertó. Su cabeza dolía como siempre y supo que durante la noche anterior rebasó su límite de alcohol.

—Maldita sea —se quejó.

Necesitaba tomar una de las pastillas en su mesita de noche y algo de agua, su garganta estaba seca.

Sí, con eso debía bastar pero algo se lo impidió.

La cabeza de una chica seguía apoyada contra su pecho, usaba uno de sus brazos como almohada y él, tenía la otra mano sobre su cintura. 

Desnuda, ambos seguían sin ropa. Sonrió como un campeón; no obstante, eso no era lo que le irritaba. No le gustaba cuando las chicas se quedaban a dormir.

—Mierda... —se levantó despacio para no despertarla y en cuanto se sentó lo pudo notar— ¡Brooklyn! —la chica se removió y gruñó incapaz de abrir los ojos.

YoonGi se alejó hasta el final de la cama, sus pies alcanzaron el alfombrado piso y cerró los ojos con frustración. Talló su rostro con ambas palmas y esperó a calmar el maldito dolor de cabeza antes de lidiar con la chica en su cama.

¿Cómo es que se metió con su inocente vecina? 

Recuerdos bombardearon su cabeza y se percató que ella no lo era mucho, en realidad.

—Como sea, debe irse —tomó una pastilla junto con el vaso de agua a un lado de su cama—. Brook... ¡Brook!... ¡Brooklyn! —decidió moverla para conseguir despertarla.

Brooklyn se quejó más y pronto abrió los ojos a la realidad. La maldita luz. 

Un chico delante de ella, una cama que no huele a su perfume y una habitación diferente a la suya. Maldición.

—Toma esto. Te ayudará —el chico le acercó un vaso de agua con un efervescente dentro mientras ella intentaba sentarse y cubrir su desnudez usando la sábana—. Vamos, bebélo —la obligó a tomarlo muy rápido, ni siquiera le permitió sostenerlo por sí misma—. Anoche nos excedimos... —comentó mientras se alejaba con el vaso vacío y enseguida, recogía las prendas del suelo. La castaña se esforzó en adaptarse a su entorno—. Tu ropa... —casi se la lanzó a la cara y es ahí donde Brooklyn reconoció a su vecino en boxers.

— ¡Maldición! —se levantó como un resorte y lo observó sumamente asustada—. Debe ser una jodida broma —cerró los ojos mortificada y maldijo un poco más, en voz baja.

El orgullo del chico de pronto, pareció herido. ¿Qué...?

—Debes irte.

—Por supuesto —respondió Brook, en su propio mundo mientras se vestía.

YoonGi frunció el ceño. ¿Quién se estaba deshaciendo de quién?

El pensamiento se esfumó cuando no pudo evitar mirarla vestirse mientras se mojaba los labios. 

Desearía recordar todo lo que sucedió entre ellos. En serio. Rápido. 

La chica no pareció pensar en precaución tampoco y se vistió excesivamente veloz; eso sorprendió al chico. Por último, Brooklyn recogió sus cosas, lo que quedaba de su dignidad y se marchó.

¿Por qué no estaba reaccionando como las demás chicas? ¿De verdad no recordaba nada o se arrepentía muy en serio de ello? 

Vaya...

Su orgullo se sintió herido una vez más, cuando terminó abandonando en su propio departamento. 

Dirty Laundry -SUGA- BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora