Capítulo 8... Suga...

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Después de contestar los mensajes de Nayeon y Jihyo, Brooklyn se preparó para ir al trabajo. Era fin de semana, así que debía llegar más temprano.

Bajando por el ascensor, pensó que tenía más suerte con éste desde la noche anterior y recordó entonces, algunas escenas que la hicieron sonrojar inmediatamente.

Negó varias veces, intentando alejarlas de su cabeza.

— ¿Estás bien? —preguntó Yugyeom a su lado, ambos poniendo en orden las cosas antes de la apertura—. Pareces bastante nerviosa.

Brooklyn saltó ligeramente al escucharlo y después sólo intentó disimular.

—Si, no te preocupes —sonrió suavemente y el chico le devolvió el gesto.

Pasaron algunas horas más, antes de que el verdadero problema llegara.

Su vecino entró al bar, un poco más tarde de lo habitual; no obstante, en esta ocasión venía acompañado por una chica. La misma chica que lo cuidaba sobre el techo del auto la otra noche.

Brooklyn pudo reconocerla, gracias al color de su cabello y al juego de chaquetas que usaban. YoonGi la sujetaba de la cintura mientras ambos se sonreían amplio.

Se besaron. Se besaron frente a la castaña al sentarse.

Era como si quisiera decirle a Brooklyn que no había significado nada y sinceramente, ella no esperaba lo contrario; sin embargo, eso había sido cruel.

El mundo de Brook se detuvo.

Había estado tanto tiempo pensando en cómo enfrentarlo de la mejor manera pero no esperaba ese golpe tan bajo. Se sentaron tan veloces en los asientos de siempre, que no pudo evadirlos.

Las chicas que habían intentado seducir a Suga antes y que también frecuentaban el bar, parecían ofendidas. La castaña se preguntó si vivían una situación similar a la suya. 

Su estómago se revolvió.

Brooklyn había olvidado cómo funcionar; Yugyeom  en cambio, seguía al otro lado ocupado, atendiendo a más clientes mientras le daba una mirada de auxilio.

Vamos, Brook... ¡Reacciona!

Finalmente reunió un poco de valor: — ¿Qué les sirvo? —preguntó sin mirarlos.

YoonGi pidió lo de siempre y la chica algo de tequila. Brooklyn puso el vaso de whisky frente a sus ojos y preparó el trago, nerviosa por no fallar.

El pálido no estaba seguro pero la actitud demasiado triste de la chica, era obvia. Su intención no era hacerla llorar aunque ella debió imaginarlo desde un principio

¿Ahora intentaba culparlo?

Yugyeom se acercó a ayudarla y alcanzó el tequila por ella. Brooklyn le sonrió agradecida.

Bien, no le hacían falta pretendientes, entonces ¿Por qué se sentía así?

—Vámonos de aquí —cansado, cambió de opinión rápidamente.

La chica a su lado se sorprendió.

—Pero aún no me han dado mi tequila.

—Bien, no importa —replicó levantándose, tomándola de un brazo con brusquedad—. Nos llevaremos la botella —tomó sin permiso el tequila que Brooklyn apenas alcanzó a poner sobre la barra y aplastó algunos billetes sobre la superficie después—. Quédate el cambio...

Arrastró a su acompañante fuera del bar y Brooklyn se quedó pasmada, contemplando detenidamente su partida. ¿Qué era esa horrible sensación en su pecho?

— ¡Genial! Te ganaste la lotería, Brook —comentó Yugyeom con una amplia sonrisa.

La castaña, de manera inconsciente, cometió el terrible error de limpiarse las lágrimas.

—Sí, eso parece.

Yugyeom rápidamente la hizo girar sobre sus talones, al sostenerla por ambos hombros.

— ¿Estás bien? —la observó con el ceño ligeramente fruncido— ¿Qué sucede, Brook? —había compasión y suavidad en su tono.

—No es nada. Hay que continuar trabajando —respondió alejándose del chico.

[***]

Cuando Brooklyn pasó frente a la lavandería, cuatro chicos rodeaban a YoonGi. Reían y conversaban juntos, mientras él y la chica de hace un rato, se encontraban apoyados en el parachoques de un lujoso auto; no era el mismo con el que los otros chicos ebrios jugaban o donde él dormía la otra ocasión.

¿Sería suyo? No lo había visto antes en el estacionamiento pero parecía vagamente familiar ¿En ese auto volvieron la noche anterior?

El pálido fumaba, el humo podía verse aún más claro gracias al clima invernal. La observaba, era bastante evidente y después el resto de sus amigos, también lo hizo. Todos sonrieron en su dirección.

Brooklyn no quiso llamar su atención pero una parte de su cabeza celebraba que parecía atractiva para el resto de los chicos y que no era necesario pensar tanto en la opinión del pálido.

Debía estar completamente loca, buscando algo de su dignidad entre los escombros. Negó con la cabeza y siguió avanzando, ahora un poco más rápido.

Llegó al ascensor y entró, pero alguien más lo detuvo.

Se asustó, cuando las puertas volvieron a abrirse y lo contempló llegando también.

¿No iba a quedarse más tiempo con sus amigos? ¿Cómo es que lo hizo tan rápido?... ¡El auto, tonta! —se dijo.

Se hizo a un lado en la cabina sin decir nada. Brooklyn intentó fuertemente no moverse y alejarse lo más posible aunque tenía la horrible sensación de querer vomitar.

—No deberías mirar así a mis amigos. Ellos podrían pensar que les darías una oportunidad...

¿En qué momento se acercó tanto? ¿Por qué decía eso?

YoonGi levantó un dedo lo suficiente para alcanzar el meñique de la castaña. Ella inmediatamente se espantó y alejó la mano. 

Oportunamente, las puertas se abrieron en ese momento y entonces huyó, refugiándose en su propio departamento como un conejito asustado.

El chico pálido sonrió divertido, sabiendo que aún seguía causando ese nerviosismo en la preciosa vecina.

En cuanto Brooklyn cruzó la puerta de su hogar, una de sus manos viajó directo hacia su boca. Había comenzado a llorar.

Su corazón era frágil y ese chico había hecho que se sintiera usada, desechada... pero por más que lo negara, sabía que quería algo más. 

Eso debía estar mal, muy mal.

Ella no podría vivir como la chica del ascensor, estaba demasiado rota para hacerlo.


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Hola, muchas gracias por leer y por sus bonitos comentarios. Me ayudan a saber si debo continuar rápido con la historia, ¿Qué les está pareciendo?

¡Hasta la próxima!

Dirty Laundry -SUGA- BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora