Utopía

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Si afirmara que cada vez que me mirabas con sonrisas alegres
y te inclinabas hacia a mí,
fueron actos que no cobraron significado,
entonces mentiría.

No era por amor.
Era por mera satisfacción.
Me encantaba observar los gestos molestos
de los testigos de nuestro afecto.

Adoraba cuando alguien más me hablaba
y tú te entrometías en la charla.

Éramos un par de pillos.
Un par de desgraciados que se deseaban en secreto.

Los eones de tiempo nos unieron y entrelazaron.
Aún te siento sujetando mi mano y prometiéndome el universo.
¿Qué te ahuyentó?
Apuesto que fue el cielo azul que sobre nosotros se ciñó.

Me sostenías aquel día sobre una manta dorada.
Ninguno de los dos había vivido un cuento de hadas.
¿Dónde estaba aquella muchacha que sollozaba antes de tu llegada?

Me encantaba escucharte hablar.
Adoraba que me sujetaras de la mano al caminar.
Sobre todo, amaba tu forma de tomar mi cabello
cuando me inclinaba sobre tu hombro para llorar.

Éramos perfectos para el otro, excepto que eras un cuento.
Una ficción que nunca se haría realidad.
Una utopía sin un final ideal.

Cenizas y destellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora