La banca aislada

22 9 0
                                    

Insinuaste que era una niña fofa,
de esas que sólo se lamentan.
Dijiste que no hacía las cosas no porque no podía,
sino porque no quería.

Me heriste desde el comienzo
y yo pensé,
nuevamente,
que no tenía remedio.
Supongo que ahí debía terminarse todo.
Pero, o yo era tonta en inmensidad,
o tú eras terco con obscenidad.

Ninguna de las dos.
Simplemente creo que era un momento
desfasado en el tiempo;
como un año bisiesto.

No obstante, debo admitirlo,
pensé que hacía lo correcto.
Ya había dañado a alguien
y no quería ir por las calles
repartiendo todos mis males.

En aquella banca aislada,
por primera vez en muchos años,
me sentí escuchada.
Es una pena que nada durara.

Cenizas y destellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora