Y lo lamento,
pero estoy en el infierno
tras haber quemado tu obsequio.No me queda nada para recordarte.
Eliminé las cosas lacerantes
y de ellas formabas parte.Las líneas rojizas que tracé
cuando el telón cayó,
han comenzado a difuminarse en la piel.Él me dijo que conservara lo bueno,
que tomara la experiencia
y desechara las dolencias.
Sin embargo, no podía.
Y, a decir verdad, tampoco debía.No lo aferraba por vanidad.
Lo hacía porque tenían que aprender a no dañar.
Al final supongo que soy la imbécil que jugó con la suerte.
No obstante, de ti no conservo ni tu nombre.Todos los días nacen mucho antes de que un gallo cante.
No te preocupes, no reniego de ti.
Simplemente no te evoco como supuse que haría.
No eres la persona por la que me arriesgaría.
Ya no.Se ha ido.
De eso me he convencido.
Has sido como la estrella que del cielo se cayó.
Yo te había colocado en el firmamento
y quería que en lo más alto te mantuvieras.
Mis deseos nunca se vuelven realidad.Se ha ido.
El cariño, la admiración y la devoción.
Has sido como la estrella que del cielo se cayó
y que nunca su lugar recuperó.
Aléjate, o te pondré de vuelta en mi atmósfera
y te pediré deseos inalcanzables
que únicamente me harán odiarme.Se ha ido.
Al menos eso me digo.
A pesar de eso,
a veces me acechas,
me desconcentras
y pienso en entregarte todas las piezas.Pero, ¿es correcto romperme nuevamente?
Quizá ya es tiempo de dejar de quererte
y entender que me equivoqué,
que a veces me toca ser el juguete.Sin embargo, me niego a culparte.
Siempre intentaré cuidarte,
incluso si eso implica dañarme.Pero creo que ha llegado la hora de liberarme.
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Cenizas y destellos
Puisi«Algunas personas están hechas de destellos. Otras, de cenizas y, después él y yo, que fuimos fuego». Algunas personas son alegres, capaces de compartir ese brillo con quienes los rodean. Otros, son melancolía pura. Dañan la vista, les piden qu...